—No podía creer que tuviéramos un testigo. Alguien que también conocía y estaba dispuesto a hablar sobre el VERDADERO Chad, aquel que tenía que ser expuesto si queríamos ganar esto.
—Solo rezaba que James no hubiera ido demasiado lejos para conseguir su cooperación. Este proceso me estaba destrozando mentalmente, pero tenía que mantener la cabeza despejada.
—Después de todo, la vida de Alessandro como un niño feliz y una persona exitosa estaba en juego. Me lo repetía a mí misma mientras estaba ahí parada, el estrés aplastándome.
—Chad nos seguía lanzando miradas sucias y penetrantes, probablemente destinadas a ser desagradables, pero que parecían más agresivas e infantiles. Mantuve mi expresión neutral, mis ojos ligeramente entrecerrados mientras dirigía la vista hacia adelante.