—Eh, ¿qué es esto? —Zhouzhou se fijó en un papel en el suelo y se inclinó para recogerlo.
Las pupilas de Qin Lie se contrajeron e instintivamente exclamó, —¡No mires!
Zhouzhou lo miró extrañada y bajó la cabeza curiosa para mirar el papel.
El corazón de Qin Lie ya estaba en la garganta, y su rostro se puso pálido.
Pero inesperadamente, en el siguiente instante, Zhouzhou parpadeó, solo leyó una línea y luego dejó el papel a un lado sobre la mesa de café, murmurando, —¿Qué dice? No lo entiendo.
Después de hablar, negó con la cabeza, mostrando desinterés y corrió hacia Qin Lie. Se trepó a su regazo, su manita regordeta descansando sobre su rodilla, y su rostro redondo hacia arriba para mirarlo. Al ver su mala complexión, inclinó su cabecita y preguntó, —Papá, ¿qué te pasa?
—Papá se ha asustado fácilmente últimamente. —Ella lo pensó un momento, se subió a su cuerpo, y presionó su frente contra la de él, diciendo, —No tengas miedo, Zhouzhou protegerá a Papá.