*Theo*
—¿A dónde lo llevamos, mi señora? —preguntó uno de los guardias a Sofía mientras yo estaba de pie frente a ellos, vistiendo los restos rasgados de mi pantalón de guardia.
Sofía me observaba perpleja, acariciando su barbilla con un dedo mientras pensaba qué hacer conmigo. Sabía que *Ciana* se estaba desesperando detrás de mí en el área del jardín, cerca de donde yacían todos los arbustos de rosas destrozados, pero había guardias entre nosotros.
—Llévenlo al sótano —dijo Sofía—. Vi algo parecido a jaulas allí abajo. Métanlo en una de esas.
Me reí entre dientes, sabiendo que ella no podía retenerme legalmente. Después de todo, aún no se había casado con el rey, así que no era la Reina Luna. No tenía absolutamente ninguna autoridad para tomarme prisionero o retenerme en una mazmorra.
Pero seguí el juego, todo era parte del plan.
—¡No puedes hacer eso! —gritó *Ciana*.