El empleado hizo un gesto hacia las dos cajas. —Solo tienes que ponerte una pieza del equipo y, si eres compatible, se vinculará contigo. Ahora, ten en cuenta que una vez que lo haga, lo has comprado, no se aceptan devoluciones, cambios ni reembolsos.
Karl se giró hacia Lotus. —Sospecho que cómo me veo importa mucho más para ti de lo que importa para mí, así que eliges cuál probamos primero. Si funciona, ese será mi aspecto para el futuro previsible.
La pequeña clériga suspiró, luego puso una cara seria y cambió su pelo de negro a un marrón moteado que le recordó a Karl la corteza de un árbol.
—Oh, la Sacerdotisa de la Naturaleza tiene su cara de juego puesta. ¿Qué va a ser, Hermana? —preguntó el empleado.
—Todo de cuero primero. Mis instintos dicen todo de cuero primero —respondió Lotus, antes de que su pelo volviera a rubio.