Karl lideró al grupo por la escalera y hacia la gran fortaleza en el árbol que Rae había creado para ellos, completa con un nido para Halcón que él estaba llenando con hojas y pequeñas ramas para mayor comodidad.
Parecía haber una cantidad de recursos mágicos en esa pila, Karl podía sentir la energía emanando de ella, pero no reconocía ninguna de las plantas, así que la comodidad de Halcón valía más que una hoja desconocida.
No todos los recursos mágicos tenían un uso conocido. Algunos eran solo plantas que contenían un poco de maná en ellas, y eran o un poco más duraderas de lo usual, o vivían más tiempo.
Solo habían tardado unos minutos en hacer la fortaleza de telaraña, que era lisa en el interior, pero abierta como cualquier otra red, mientras que había una capa pegajosa y mucho más tejida debajo. Eso mantendría a las plagas fuera, pero también dejaría pasar la brisa.