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—Sabes, nunca esperé que fueras tan tímido —sonrió Bernie mientras miraba a los dos hombres frente a mí—. Y sé que no he tenido el placer de conocerte.
—Ellos son dos de mis compañeros —le respondí con una sonrisa orgullosa en mi rostro—. Caleb y Lucien.
Bernie parpadeó cuando les dije sus nombres como si tratara de recordar dónde había escuchado esos nombres antes. —¿Caleb como en…
—Sí —asentí con la cabeza. Pensé que ella había conocido a Caleb antes... pero tal vez no.
—Nos hemos conocido —aseguró Caleb asintiendo hacia Bernie. Había una parte de mí que estaba contenta de que no hubieran tratado de dar la mano al búho.
Al parecer, ahora era una perra territorial, más que nunca.
—Ajá —se encogió de hombros Bernie como si no fuera gran cosa—. De todos modos, ¿qué los trae por aquí?
—Quería revisar el laboratorio y ver cómo está tu pajarito —respondí. Honestamente, estaba intrigada por la idea de que alguien pudiera revertir una de mis fórmulas a partir de una muestra.