Uno de los hombres sacó su teléfono móvil y llamó al móvil de Huo Zheng, y después de dos timbres fue atendido.
—Hola, Jefe...
—Sí... —Huo Zheng atendió inmediatamente la llamada al ver de quién era el número.
—He atrapado a las personas que vinieron a recoger el cadáver, pero no tienen idea de nada y no saben nada. Los interrogamos, pero parecen ser solo unos obreros contratados para hacer ese trabajo. —informaron mientras los apilaban en su Jeep en la parte trasera.
—Está bien, tráelos... —Con eso, colgó mientras miraba a Huo Shen—. Estuviste en lo correcto, aparecieron personas planeando robar el cadáver, pero nosotros estábamos un paso adelante. —Huo Zheng estaba maravillado por la mente aguda de su maestro.
—¡Tenía que suceder! Sigamos... —Continuaron con lo que estaban discutiendo.
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