Y mientras otros escuchaban las palabras de Gui Qingtian, su comprensión se aclara más y su odio hacia Su Han se intensifica.
—No fui yo quien jugaba al ajedrez, sino tú... eres demasiado codicioso.
—Primero, de principio a fin, nunca dije que quería que vinieras a arrebatar esta Sangre de Dragón. Fuiste tú quien despreció tu vida e insistió en entrar.
—Segundo, el hecho de que la luz blanca pudiera teletransportar fue descubierto por ti mismo, no algo que yo te informara.
—Tercero, tan pronto como entré al fondo del lago, apareció ese pez negro. ¿Cómo no iba a huir?
—Cuarto, aunque te ayudé a abrir la Barrera de Luz, entraste voluntariamente. Si hubieras sido como esas pocas personas que se mantuvieron resueltas e inquebrantables en el último momento, ¿no se habría evitado esta situación?