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Tras despedirse de Li Chunhua, Shen Mianmian se quedó pensativa en la encrucijada por un momento. No se fue a casa, sino que se dirigió hacia las afueras del pueblo.
Li Chunhua había dicho que el Hermano Mayor He se había ido hacía poco tiempo y, aunque el coche se alejó rápidamente, no sabía por qué, pero siempre tuvo la sensación de que He Nan no había ido muy lejos.
A las afueras del pueblo, había un pequeño bosquecillo. En verano, las hojas eran frondosas, pero en invierno, solo quedaban los troncos. Vagamente distinguió que en la curva del camino adelante, parecía haber un coche aparcado.
Su corazón saltó de alegría, y corrió hacia allá. A medida que se acercaba, vio a He Nan sentado en el asiento del conductor leyendo un periódico. Al parecer escuchó un ruido, giró la cabeza para mirar, luego abrió la puerta del coche y salió.
Shen Mianmian estaba un poco sin aliento por la carrera, sus mejillas enrojecidas, pero sus ojos estaban especialmente brillantes.