—Tío, tía, después de que reciba este dinero, se lo daré a ustedes —dijo dulcemente Zhou Siyu mientras se aferraba al brazo de Zhou Lanfang, balanceándose y actuando adorable.
—No lo queremos de ti, quédatelo y compra lo que te guste —En la mente de Shen Jianhua no había intención alguna de tomar el dinero del premio de su sobrina, pero escuchar que se lo daría a ellos, y no a sus propios padres, aún lo hacía sentir bastante feliz.
Justo después de la cena, Zhou Lanfang, sin siquiera limpiar los platos y palillos, apresuró a llevar a Zhou Siyu a la escuela.
Al salir del pueblo, Zhou Lanfang alardeaba con todos los que encontraba:
—Siyu consiguió un premio de mejora; el profesor pidió que vinieran los padres también.
Al escuchar esto, todos colmaban de elogios a Zhou Siyu y Zhou Lanfang no olvidaba aprovechar para lanzar indirectas a Shen Mianmian en el proceso.