Antes de partir del bosque, Ian decidió que era crucial reorganizar y optimizar su nuevo ejército. Con los recursos que había reunido y el poder incrementado de sus nuevas adquisiciones, era el momento de consolidar su fuerza y asegurarse de que cada unidad estuviera en la posición más efectiva para sus próximas batallas.
En el campamento, Ian reunió a sus tropas y comenzó a detallar la nueva estructura. Los chamanes, con sus habilidades únicas de viento y trueno, ocuparían una posición estratégica en el ejército. Estos poderosos invocadores, con su capacidad para manipular el clima y lanzar hechizos destructivos, serían una pieza clave en el ataque a larga distancia. Alrededor de ellos, los magos goblins, especializados en magia de apoyo y ofensiva, proporcionarían una capa adicional de potencia mágica y versatilidad.
Las almas de los árboles, que habían sido recolectadas durante la exploración, también se integrarían al ejército. Estas entidades espirituales tendrían la tarea de asistir en combate con sus habilidades naturales, proporcionando un apoyo adicional en el campo de batalla.
En la parte trasera del ejército, Ian posicionó al lobo y al mono. Estos dos aliados estaban encargados de ayudar en cualquier situación crítica que pudiera surgir. Con su habilidad para adaptarse a diferentes roles y cambiar de posición rápidamente, serían un recurso valioso en el caso de emergencias o ataques sorpresivos.
En el aire, las dos avispas y dos aves estaban asignadas a la tarea de explorar el terreno y proporcionar información en tiempo real. Estas criaturas voladoras serían fundamentales para la vigilancia y la detección de cualquier amenaza o recurso valioso que se encontrara en el frente.
Para la defensa y el ataque en el campo de batalla, Ian colocó el alma del gigante de roca como una fortaleza móvil. Este colosal ser serviría como una primera línea de defensa y una herramienta formidable de ataque, capaz de aplastar a los enemigos con su inmenso poder.
Los goblins guerreros se distribuyeron en los flancos del ejército, armados con lanzas y escudos. Su formación en estas posiciones estratégicas permitiría una protección sólida y un ataque efectivo contra cualquier adversario que intentara flanquear las líneas principales.
Finalmente, en el aire, las almas de los guerreros pájaros, equipadas con lanzas y escudos, se unirían a las avispas y aves en el apoyo aéreo. Estas almas proporcionarían un ataque adicional y protección desde arriba, complementando la fuerza del gigante de roca y asegurando que el ejército tuviera una defensa completa desde todos los ángulos.
Con la reorganización completa, Ian se sintió satisfecho con el nuevo diseño de su ejército. Cada unidad tenía un propósito claro, y la combinación de habilidades y posiciones estratégicas les daría una ventaja significativa en cualquier confrontación que se avecinara. Con una última inspección a su formación, Ian dio la orden de marchar, sabiendo que estaban listos para enfrentar cualquier desafío en su camino hacia adelante.
Mientras Ian y su ejército avanzaban en su travesía por el bosque, encontraron varios monstruos dispersos en el camino. Sin embargo, ninguno representaba un verdadero desafío. Cada uno fue eliminado con facilidad por las fuerzas conjuntas de los chamanes, los guerreros goblins y el gigante de roca, todos trabajando en perfecta sincronía. Ian, en cada batalla, intentaba esclavizar las almas de los monstruos, pero la mayoría se desvanecía antes de poder capturarlas con su habilidad de Esclavo de Almas. El avance del grupo continuaba sin interrupciones, hasta que llegaron a los límites del bosque.
A medida que se acercaban a la salida, una presencia aterradora alertó a Ian. El suelo tembló bajo sus pies, y los árboles se sacudieron cuando un rugido resonó en la distancia, seguido por un pesado y lento avance. Ante ellos, emergió una criatura colosal, similar a un tiranosaurio, pero mucho más temible. Su cuerpo gigante estaba cubierto de escamas rojas como el fuego, y su piel irradiaba una energía destructiva. Las llamas que envolvían su cuerpo parecían inextinguibles, y una delgada línea de sangre de dragón recorría su columna vertebral, dándole un aura ancestral y peligrosa.
Este no es un monstruo ordinario... murmuró Ian, sintiendo la amenaza.
El T-Rex, de varios metros de altura, rugió, sacudiendo el aire con una onda de choque que hizo temblar el suelo bajo el ejército de Ian. Sus ojos brillaban con una furia bestial, y su presencia dominaba el campo como una fuerza imparable. Ian sabía que esta criatura no sería fácil de derrotar, pero también reconocía que un enemigo tan poderoso representaba una oportunidad única.
Es el momento de probar algo nuevo... Ian alzó la mano y por primera vez invocó el alma del Ave del Trueno.
Un destello cegador surcó el cielo, y un poderoso estruendo anunció la llegada del alma del Ave del Trueno. La criatura etérea, formada por electricidad y viento, revoloteaba sobre el campo de batalla, liberando arcos de energía a su alrededor. Con su poder combinado, Ian y su ejército podrian derrotar al gigante rojo.
¡Todos, a sus posiciones! ordenó Ian.
Los guerreros goblins se dispersaron por los flancos, mientras los chamanes y los magos goblins comenzaron a invocar poderosos hechizos de viento y trueno. El gigante de roca se movió al frente, preparado para enfrentarse cara a cara con el T-Rex. Desde el aire, las aves y los guerreros pájaros se posicionaron, listos para lanzar sus ataques desde arriba.
El enfrentamiento fue brutal. El T-Rex, con su sangre de dragón, liberaba llamas y ataques poderosos, destruyendo el suelo a su alrededor y golpeando con su cola incandescente. El gigante de roca se abalanzó contra él, pero incluso su inmenso poder parecía apenas ser suficiente para resistir los embates del monstruo. Ian, desde la retaguardia, dirigía el ataque, utilizando el Ave del Trueno para lanzar relámpagos que ralentizaban al T-Rex y debilitaban sus movimientos.
A medida que la batalla avanzaba, el monstruo comenzó a mostrar signos de fatiga. Ian, aprovechando la oportunidad, lanzó un ataque final combinando el poder del alma del Ave del Trueno con los ataques coordinados de su ejército. Un rayo gigantesco cayó desde el cielo, envolviendo al T-Rex en una tormenta eléctrica que lo dejó paralizado.
Con un último rugido, la criatura colapsó. Ian avanzó lentamente hacia su cuerpo, observando cómo las llamas que envolvían su cuerpo comenzaban a apagarse. Sabía que esta era su oportunidad de aprovechar el alma del T-Rex.
Activó su habilidad de Esclavo de Almas, concentrándose en el cuerpo aún caliente del monstruo. Durante unos momentos, el alma del T-Rex resistió, pero finalmente, Ian sintió cómo la energía del dragón sucumbía ante su control.
Había conseguido esclavizarlo.
El alma del T-Rex rojo, con su línea de sangre dracónica, se unió a su ejército. La criatura sería una adición formidable, y con su poder en manos de Ian, las posibilidades de sus futuras victorias crecieron exponencialmente. Con el alma ahora a su disposición, Ian miró hacia adelante, sabiendo que lo que venía sería aún más desafiante, pero con su ejército fortalecido y una nueva arma poderosa bajo su control, estaba listo para cualquier obstáculo.
Sigamos adelante dijo, sin quitar la vista del horizonte.