Chapter 61: Reunión al pie de la montaña
Tras la peligrosa salida del semiplano en colapso, Ian se dirigió hacia la base de la montaña cercana. El cielo seguía teñido de un tono extraño, resabio de la energía inestable que había envuelto la región mientras saqueaban el semiplano. El aire a su alrededor era pesado, cargado de tensión, pero Ian se mantenía tranquilo, sabiendo que su equipo estaba preparado para cualquier contingencia.
Al pie de la montaña, Ian se detuvo por un momento, evaluando la situación. Los esclavos que había ocultado antes de su escape se mantenían a una distancia prudente, listos para actuar a su señal. Sabía que era el momento perfecto para reorganizarse y evaluar las próximas acciones, pero algo lo inquietaba: no estaban solos.
Poco a poco, las otras facciones comenzaron a aparecer, una tras otra, todas dirigiéndose hacia el mismo punto. Ian los reconoció inmediatamente. Aunque ya conocía a la mayoría de ellos, las alianzas temporales entre estas facciones nunca dejaban de ser inestables, especialmente después de un saqueo tan fructífero como el que acababan de llevar a cabo.
Los líderes de las distintas facciones intercambiaban miradas recelosas, sabiendo que cualquier movimiento en falso podría desatar una confrontación. El aire estaba cargado de rivalidad y suspicacia. Sin embargo, por ahora, nadie estaba dispuesto a iniciar un conflicto. Todos sabían que habían salido del semiplano con valiosos recursos, y enfrentarse en ese momento podría poner en peligro todo lo que habían ganado.
Ian, consciente de esto, se mantenía en la sombra, observando a los demás con atención. Mientras se acomodaba en una roca cercana, su mente trabajaba rápidamente, evaluando las posiciones y posibles estrategias. No podía permitirse bajar la guardia, pero tampoco quería llamar la atención innecesariamente.
Uno de los líderes, un hombre corpulento con una barba espesa y cicatrices en sus brazos, fue el primero en romper el silencio.
Parece que todos logramos salir vivos dijo con una voz grave, mirando a los demás. Pero la pregunta es: ¿cuánto obtuvimos?
Las miradas se cruzaron entre los presentes, y aunque nadie respondió abiertamente, estaba claro que todos estaban evaluando sus propias ganancias. Ian sabía que cada facción había conseguido algo, pero nadie sabía con exactitud qué tan grande había sido el botín de los demás.
El líder barbudo continuó, con una leve sonrisa en su rostro.
Propondría que este… momento de paz se mantenga. Después de todo, todos tenemos algo que perder si empezamos una guerra aquí y ahora.
Hubo murmullos de aprobación, aunque también se percibía el descontento en algunos de los rostros. Nadie confiaba plenamente en las otras facciones, pero por el momento, todos parecían estar de acuerdo en evitar una confrontación directa.
Ian aprovechó esta pausa para reunirse con Tarek, que había permanecido en silencio junto a él.
¿Todo está listo? preguntó Ian en voz baja, sin quitar la vista de los líderes reunidos.
Ian asintió. Sabía que había tomado la decisión correcta al ser cauteloso con su botín y lo guardo en su espacio de almacenamiento. Mientras las facciones discutían entre ellas y evaluaban sus recursos, Ian ya estaba un paso adelante, listo para seguir con su propio plan.
De repente, una voz entre la multitud lo llamó por su nombre.
¡Ian!
Era un joven de aspecto serio, con un aura de confianza y cierta arrogancia. Pertenecía a una de las facciones más poderosas que había participado en el saqueo.
Parece que todos hemos salido con vida, pero… no he podido evitar notar que tú te mantuviste bastante reservado dentro del semiplano. ¿No encontraste nada interesante? preguntó con una sonrisa burlona, como si esperara que Ian cometiera un error en su respuesta.
Ian lo miró con una calma fría, midiendo sus palabras.
Mi prioridad era salir con vida respondió con tranquilidad. Lo demás es secundario.
El joven frunció el ceño, insatisfecho con la respuesta, pero no continuó el interrogatorio. Las miradas de las facciones se centraron brevemente en Ian, como si intentaran desentrañar sus verdaderas intenciones, pero él se mantuvo imperturbable.
Bueno, si ese es el caso dijo el líder barbudo, creo que todos podemos estar de acuerdo en que es hora de seguir nuestros caminos.
Hubo un acuerdo tácito entre las facciones. Aunque la paz era tenue y frágil, nadie quería arriesgarse a perder lo que había ganado en el semiplano.
Una a una, las facciones comenzaron a dispersarse. Algunos se marcharon rápidamente, sin querer prolongar su presencia en el área, mientras otros se quedaron un poco más, manteniéndose en guardia hasta que los demás desaparecieran de vista.
Ian observó todo desde su posición, esperando el momento adecuado para moverse. Una vez que las facciones se hubieron alejado lo suficiente, se volvió hacia Tarek.
Es hora de irnos dijo Ian. Tenemos mucho que hacer y no podemos permitirnos perder tiempo aquí.
Después de la breve pero intensa discusión con las facciones en el pie de la montaña, Ian observó cómo poco a poco todas se retiraban. Los líderes intercambiaban miradas de sospecha y desconfianza, sabiendo que esta tregua solo era temporal. Una vez que los últimos guerreros desaparecieron entre las sombras del bosque, Ian soltó un suspiro, relajando los músculos tensos.
"Es momento de seguir adelante", pensó mientras comenzaba su retirada.
Con movimientos rápidos y precisos, ocultó nuevamente a sus esclavos y se aseguró de que todo estuviera listo antes de abandonar el área. Una vez se sintió seguro de no ser seguido, emprendió el camino de regreso hacia su laboratorio. El viaje fue tranquilo, sin contratiempos, algo que Ian agradeció, ya que necesitaba un respiro después del caos reciente.
Al llegar a su laboratorio, un lugar secreto y protegido en el que había trabajado durante tanto tiempo, se sintió en paz. Era su santuario, el único sitio donde podía planear sin interrupciones y preparar su próximo movimiento. Apenas cruzó la entrada, convocó a Tarek, quien apareció inmediatamente a su lado.
Tarek, clasifica todas nuestras ganancias ordenó Ian con tono firme, mientras extendía su mano, permitiendo que las piedras espirituales de bajo rango y la energía espiritual líquida fueran apareciendo una por una.
Tarek asintió en silencio y comenzó a organizar las piedras y los frascos con energía espiritual líquida sobre las mesas de trabajo. Su precisión y eficacia eran impecables, lo que permitía a Ian concentrarse en su próximo paso. Mientras lo observaba trabajar, Ian no podía evitar pensar en cómo estos recursos serían clave para sus próximos avances. Sabía que estaba en el borde de un descubrimiento mayor, y las ganancias recientes le darían el impulso necesario para continuar su ascenso.
Prepara todo para los experimentos añadió Ian. Tenemos mucho que hacer, y no podemos perder tiempo.
Con todo en su lugar, la mente de Ian ya estaba proyectándose hacia el futuro. Sabía que la competencia por el control de los recursos no cesaría, y necesitaría estar listo para enfrentar a las facciones nuevamente.
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