Ian continuó adentrándose en el panal de las avispas, recogiendo núcleos y cristales que encontraba en su camino. El entorno estaba lleno de una atmósfera densa y opresiva, y el eco de sus pasos resonaba en las paredes cavernosas. A medida que se adentraba más, la oscuridad se hacía más palpable, solo interrumpida por el resplandor de la espada de fuego y viento que llevaba.
Finalmente, Ian llegó a un amplio claro dentro del panal. Este espacio era considerablemente más grande que cualquier área que había encontrado hasta ahora. La luz en el claro parecía provenir de una fuente interna, dando al lugar una luminosidad siniestra y reveladora.
En el centro del espacio, Ian vio a la Reina de las Avispas. Esta criatura imponente era significativamente más grande que las avispas comunes, con un cuerpo robusto y alas extendidas que emitían un brillo sutil. Aunque estaba visiblemente debilitada por el veneno, su presencia seguía siendo aterradora.
A su alrededor, seis avispas de tamaño descomunal estaban dispuestas en formación defensiva. Estos guardianes, a pesar de estar también afectados por el veneno, aún mantenían una aura de gran amenaza. Sus cuerpos grandes y sus aguijones afilados indicaban que serían adversarios temibles.
Ian se detuvo en la entrada del claro, observando la situación desde una distancia segura. Su mente trabajaba rápidamente para formular una estrategia. Sabía que enfrentar a la Reina de las Avispas y a sus guardianes no sería una tarea fácil.
Ian se preparó para el enfrentamiento final con la Reina de las Avispas y sus guardianes. Observó el claro con atención, notando los movimientos de las seis avispas guardianas que rodeaban a la reina. Aunque debilitadas, su resistencia seguía siendo considerable. Sabía que debía actuar con rapidez y precisión para aprovechar el estado comprometido de la reina.
Primero, Ian invocó al lobo y al mono, sabiendo que necesitaría todo el apoyo posible para enfrentar a estos enemigos formidables. El lobo se colocó a su lado, mostrando sus afilados colmillos y preparándose para el combate, mientras el mono asumió una posición estratégica, listo para usar sus habilidades de tierra para proteger y atacar.
Ian sacó su nueva espada de fuego y viento, que ahora brillaba con un resplandor cálido. La Joya del Rey del Fuego estaba lista para ser utilizada, y él tenía la intención de maximizar su efectividad en la batalla.
Con un grito decidido, Ian lanzó el primer ataque. Desató una serie de rápidas estocadas hacia las avispas guardianas, que respondieron con un ataque coordinado. Las avispas utilizaron sus aguijones afilados para intentar contraatacar, pero Ian, ágil y bien entrenado, esquivó los ataques con destreza.
Mientras tanto, el mono comenzó a usar sus habilidades para levantar muros de tierra que bloqueaban los ataques de las avispas. Esto permitió a Ian concentrarse en atacar a las avispas guardianas sin ser interrumpido. Las llamas de la espada se encendieron cada vez que Ian golpeaba, causando daño adicional a sus enemigos.
La Reina de las Avispas, aunque debilitada, no estaba inactiva. Desde su posición central, lanzó una serie de ataques venenosos hacia Ian y sus compañeros. El veneno se dispersaba en el aire, y Ian tuvo que moverse rápidamente para evitar ser tocado. El lobo, con su agilidad, se movía alrededor de las avispas guardianas, atacando desde los flancos para distraerlas.
El mono utilizó su habilidad para crear barreras de tierra que absorbían parte del veneno, protegiendo a Ian y al lobo. A medida que la batalla avanzaba, Ian y sus compañeros comenzaron a desgastar a las avispas guardianas, que, a pesar de su tamaño y fuerza, estaban claramente debilitadas por el veneno
Con las avispas guardianas debilitadas y la batalla en curso, Ian decidió que era el momento de concentrar su ataque en la Reina de las Avispas. Observó a la Reina desde una distancia segura, notando que su aura seguía siendo fuerte a pesar de su evidente debilidad.
Ian dio una señal a su lobo y al mono para que se enfocaran en las avispas restantes mientras él se acercaba a la Reina. Con una mezcla de precaución y determinación, se adelantó, preparado para enfrentarse a la reina directamente. La Joya del Rey del Fuego brillaba en su mano, lista para ser utilizada en el momento adecuado.
La Reina de las Avispas lanzó un rugido bajo, un sonido que resonó en el aire y que parecía llenar el espacio con una amenaza palpable. Aunque debilitada, su aura era imponente, y sus ataques eran desesperados pero mortales.
Ian se lanzó hacia la Reina con su espada en alto. Cada golpe que daba estaba cargado con la energía de fuego y viento, causando que las llamas envolvieran a la Reina y la impactaran con cada estocada. La Reina, a pesar de su tamaño imponente, estaba claramente en desventaja. Sus movimientos eran torpes y sus ataques menos precisos debido al veneno que había invadido su sistema.
El lobo y el mono seguían combatiendo las avispas guardianas restantes. El lobo atacaba con ferocidad, mordiendo y desgarrando a las avispas con precisión, mientras el mono lanzaba fragmentos de tierra y usaba su habilidad para mantener a raya a los enemigos.
Ian continuó atacando a la Reina con una serie de golpes rápidos y precisos. La espada de fuego y viento le daba una ventaja significativa, y la Joya del Rey del Fuego le permitió lanzar bolas de fuego que impactaban directamente en la Reina, causando grandes daños. El veneno había debilitado a la Reina de manera efectiva, permitiendo a Ian aprovechar cada oportunidad para atacar.
Con cada golpe, Ian pudo ver cómo la Reina de las Avispas perdía fuerza. Sus movimientos se volvieron más erráticos, y su aura se desvanecía lentamente. Finalmente, Ian lanzó un ataque decisivo con su espada, una estocada que atravesó el corazón de la Reina. Un grito estridente resonó mientras la Reina caía al suelo, su cuerpo colapsando y dejando a la colonia de avispas sin su líder.
El lobo y el mono se apresuraron a limpiar los últimos enemigos restantes, y pronto el área quedó en silencio. Ian se acercó al cuerpo de la Reina y comenzó a recolectar los recursos que había dejado. Encontró varios núcleos de avispas y un cristal brillante que parecía tener una energía especial.
Tras la caída de la Reina de las Avispas, Ian se centró en recolectar las almas de los guardianes y de la propia Reina. Sabía que cada alma capturada podía ofrecerle ventajas significativas, por lo que no quería perder esta oportunidad.
Ian se acercó a los cuerpos de los seis guardianes restantes, observando las almas dispersas a su alrededor. Activó su habilidad de Control del Alma y comenzó el proceso de captura. Concentrándose en cada alma, Ian trató de esclavizarlas, pero pronto se dio cuenta de que la dificultad era mucho mayor de lo que había anticipado. Las almas de los guardianes estaban débilmente conectadas al mundo físico, y su resistencia era fuerte debido al veneno que aún persistía en sus sistemas.
Después de varios intentos frustrados, Ian solo logró capturar una de las almas de los guardianes. La otra alma resistió sus intentos de captura, y a pesar de sus esfuerzos, no pudo obtenerlas todas. Ian no se desanimó; al menos había conseguido una, y eso podría ser valioso en el futuro.
A continuación, Ian se dirigió al cuerpo de la Reina de las Avispas. Aunque la Reina estaba caída y debilitada, su alma seguía siendo una de las más poderosas que había encontrado hasta el momento. Ian activó su habilidad de Control del Alma una vez más, preparado para enfrentarse a la resistencia que esta alma podría presentar.
El proceso de captura fue más complicado que con las almas de los guardianes. A pesar de sus esfuerzos, Ian notó que la resistencia de la Reina era mucho mayor, y la oportunidad de capturar su alma parecía desvanecerse. La conexión entre la Reina y su alma estaba comenzando a romperse, y Ian se dio cuenta de que necesitaba actuar con rapidez.
Con una última concentración de su poder, Ian intentó capturar el alma de la Reina. El proceso fue agotador, pero finalmente, tras un esfuerzo intensivo, logró conseguirla. El alma de la Reina fue extraída y añadida a su colección, ofreciendo un potencial significativo para futuras habilidades o mejoras.
Satisfecho con su éxito en la captura de almas, Ian comenzó a recoger los núcleos de avispas y otros recursos valiosos del panal. El área, ahora libre de avispas y su peligrosa colonia, quedó en silencio, y el riesgo que antes representaba se había disipado.
Con su misión cumplida y una variedad de recursos y almas a su disposición, Ian se preparó para regresar a su campamento. Sabía que el próximo paso sería analizar los recursos y las almas capturadas, y prepararse para los desafíos futuros.