[Perspectiva de Margarita]
—Si me matas, nunca conseguirás a Donald —dije, mirando hacia arriba, hacia Ángel.
Una sonrisa cínica apareció en los labios de Ángel.
—Pase lo que pase en el futuro —dijo—, nunca lo sabrás.
Esa era la diferencia entre Ángel y yo. Ella solo buscaba el resultado final y no le importaba cómo se sintieran los demás en el proceso. Me di cuenta de que no tenía nada más que decirle.
Ángel balanceó su daga de nuevo, apuntando a mi garganta.
Cerré los ojos y esperé tranquilamente que llegara ese último momento.
El significado de la vida no era la longitud, sino la forma en que elegías vivirla. La persona en quien pensaba en ese último momento todavía era Donald.
No pude evitar sonreír un poco mientras pensaba,
Donald, te amo.