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[Perspectiva de Donald]
Margarita me pertenecía. Aunque íbamos a separarnos por un corto tiempo, nada podía cambiar eso. Mientras hubiera un lazo entre nosotros, nuestros corazones estarían cerca incluso si nos encontráramos en el fin del mundo.
Sentía el latido del corazón de Margarita. Puse mi mano sobre él.
—¿Estás preocupada por nuestra separación? —pregunté.
Margarita asintió.
—No te preocupes. Sin duda ganaremos. Volveré victorioso a tu lado. Luego tendremos una boda y anunciaremos a todos que somos la pareja más feliz del mundo.
Margarita asintió de nuevo.
Sabía que si no me iba ahora, sería demasiado tarde para lo que tenía que hacer.
Levanté a Margarita y la coloqué en el sofá, riendo mientras le dejaba un último beso en la frente.
—Prométeme que te portarás bien, ¿de acuerdo?
—Te esperaré en tu manada —dijo Margarita.
—Espérame —abrió la puerta y salí.
En el camino, reflexioné sobre lo que Margarita me había contado acerca de Elliot.