[Perspectiva de Margarita]
Elizabeth vio lo que acabo de hacer.
Serví un vaso de agua en silencio y se lo pasé. Elizabeth lo tomó y lo bebió todo de un trago. Llené otro vaso para ella. Me hizo un gesto para indicarme que no lo necesitaba.
Bajé la cabeza y di un sorbo para calmarme. Luego me giré y saqué nuevos huevos del refrigerador.
Estos eran los últimos dos. No podía fallar de nuevo.
Elizabeth ya estaba en shock. No podía dejar que pensara que yo estaba igual. Una de nosotras tenía que ser capaz de mantenerse calmada. Podía mostrar mi inquietud a Donald, pero debía asumir la responsabilidad de una hermana mayor con Elizabeth.
—¿Qué estás haciendo? —llegó la débil voz de Elizabeth.
—Preparando el desayuno.
—Deja de cocinar. No quiero comer.
Me detuve en la cocina, sin hacerle caso. Necesitaba un omelette para mantener la calma.
—Margarita, ¿hablarás conmigo? Tengo miedo.