[Perspectiva de Margarita]
Recién me había recuperado del beso intenso, pero Donald ya estaba besando mi cuello. Cuando besaba, era decididamente erótico. Frotaba sus labios por mi cuerpo, pulgada a pulgada, besando de manera meticulosa y cuidadosa. De vez en cuando, dejaba marcas rojas en algunos lugares. La punta de su lengua se deslizaba por mi hombro, dejando un rastro de saliva. Su pegajosidad llenaba el aire.
—Bueno... Donald...
Incliné mi cabeza hacia atrás y me retorcí contra él, como si quisiera evitar su beso y complacerlo al mismo tiempo.
Donald separó un poco sus piernas. Me senté sobre él con mi trasero en el aire. Agarró mi trasero con sus dedos y lo frotó con fuerza. No pude evitar agarrar su cuerpo. Quería deshacerme de su ropa, pero no pude.
Donald vio lo que intentaba. Con una risa baja, agarró mi mano y la presionó contra su parte baja.