—Tenemos una reunión esta tarde —dije en voz baja.
—Lo sé.
Rodeé su cintura con mis brazos y me recosté contra él. Nos abrazamos en silencio durante un rato.
Nunca pasábamos suficiente tiempo juntos. Pensé en lo que Donald había dicho sobre no querer que nuestros lobos se encontraran. Tenía que admitir que sus palabras tenían sentido. No éramos como otras parejas que siempre tenían mucho tiempo para pasar juntos. Donald tenía demasiadas responsabilidades sobre sus hombros, y yo también. Aunque mi fuerza era escasa, siempre quería hacer mi parte.
—Tengo algo que decirte.
Levanté la mirada hacia Donald. Raramente me hablaba en ese tono.
—¿Recuerdas lo que dije antes sobre traerte de vuelta a la familia real? —dijo Donald.
Asentí. Donald me había hablado de eso la primera noche que nos conocimos. Recuerdo haberme quedado en shock por ello. Y hace solo dos días, habíamos discutido sobre ello.