[Perspectiva de Margarita]
Vi a Donald fruncir el ceño. Esta acción suya no afectó su aura noble y divina, pero dejó entrever un poco de aura mortal. Incluso los dioses omnipotentes se verían molestados por asuntos menores. Esta combinación de auras me hizo sentir que era extremadamente sexy.
—¿Sigues preocupada por Angel? —Donald me miró y preguntó seriamente.
La pregunta me dejó perpleja.
Por supuesto, Angel no me gustaba. Sin embargo, decir que ella estaba complicando las cosas para mí era un poco exagerado. La persona que amaba Donald era yo. Hasta ahora, Angel no había hecho nada excesivo hacia mí.
—Si realmente estás preocupada —murmuró Donald—, puedo pedirle que se vaya.
Miré a Donald. Su mirada era tan calma como el agua, y no pude descifrar sus emociones. Sin embargo, sabía que no lo decía en serio. Solo estaba teniendo en cuenta mis sentimientos.