[Perspectiva de Margarita]
Jamás podría rechazar a Donald.
Era como un rayo golpeando el suelo entre compañeros. Solo una pequeña chispa podía encender toda la pasión entre nosotros. Nos abrazamos en la cama. Un tiempo, lugar y atmósfera así no deberían haber sido interrumpidos por nada, pero siempre había algo que aguaba el ambiente.
—Toc, toc, toc. Hubo golpes apresurados en la puerta.
—Su Majestad, ha ocurrido algo —dijo Elliot desde fuera de la puerta.
—¿Qué es? Si no es importante, hablaremos de ello mañana —respondió Donald con enfado, pero nuestro beso fue interrumpido. Solté a Donald y calmé mi respiración.
Desde el momento en que escuché la voz de Elliot, supe que era imposible para nosotros continuar. Elliot no era alguien que no conociera sus límites. Sabía que estaba aquí. No habría molestado a Donald en una noche como esta si no fuera importante.
—El Alfa y la Luna de la Tribu de la Luna Plateada han descubierto un nuevo ataque en el bosque.