—¡James! —Lilian llamó a su esposo mientras irrumpía en sus habitaciones compartidas—. Debes hablar con tu hija.
—¿Cuál de ellas? —respondió James.
—La única que es reconocida como princesa. Kiara —aclaró Lilian, bastante molesta de que él pensara en las otras—. Se está saliendo de control.
James suspiró, sentándose en la cama en la que quería dormir tranquilamente. —¿No te parece ridículo que vengas a mí para tratar con una princesa? Yo me ocupo de los asuntos de nuestros hijos y te dejo enseñar a Kiara. No es que necesites hacer algo. Ella está muy por encima de sus iguales.
James no quería escuchar sobre los problemas de Lilian con Kiara.
—Ella juega con nuestros hijos
—Eso solo me dice que ellos siguen corriendo a llorar ante ti. Algo que deben dejar de hacer ya que tienen edad suficiente para casarse. No está bien que todos ustedes se ensañen contra Kiara. Lo hacen porque me importa ella. No pienses que no me he dado cuenta —dijo James.