Más tarde en la noche, los Ambroses y Zayne regresaron a la mansión.
Rosa seguía pensando en Anna, ya que su comportamiento había cambiado drásticamente de cómo actuaba cuando se dirigían al baile. Era difícil concentrarse en su cambiante relación con Zayne cuando Rosa creía que había arruinado una relación para Anna.
—Anna, ¿podemos hablar en privado? —preguntó Rosa, pensando que era mejor que solo estuvieran las dos.
Anna asintió con la cabeza.
—Buenas noches —les dijo Rosa a los demás. Miró a Zayne y sonrió al sentirse culpable de no poder continuar su charla en ese momento.
Rosa no pudo bailar con Zayne esta noche, pero no le importaba. Era mejor estar a su lado y que él le explicara lo que no sabía.
El cambio en su relación era algo que Rosa quería ocultar a todos aquellos que no fueran de su familia hasta que se convirtiera en una mejor dama. Hasta que se convirtiera en alguien que no necesitara tanto la ayuda de Zayne.