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—Ven conmigo —ordenó Kiara a Alejandro mientras pasaba junto a él.
Más tarde tuvo que agradecer a Henry por su papel en conseguir que ella estuviera con Alejandro. Kiara extrañaba hablar con Alejandro y tenía poco tiempo para convencerlo de quedarse en el palacio con ella. No podía tenerlo fuera de su vista para que estuviera cerca de esos forasteros y resultara herido.
Alejandro siguió a Kiara a regañadientes. Él había recibido una orden de Ricardo para entretener a la princesa y ahora ella lo estaba llamando. Su única gracia salvadora era que ella tenía que volver pronto con su familia.
—¿Crees que soy un monstruo por usar a Henry de esa manera? Padre va a regañarle o ignorarle más tarde —dijo Kiara, sabiendo que este asunto aún no estaba resuelto—. Qué lástima por el precioso príncipe heredero.
—Sí —respondió Alejandro—. Fue una jugada desagradable y aquellos que veían esa verdad no se atreverían a hablar.