Después de lo que ocurrió ayer, quedó más que claro lo que este mundo puede llegar a ser. Siendo sincero, estoy impresionado. Nunca imaginé que un poder como el de Xavier existiera, y mucho menos que alguien con esas habilidades estuviera de nuestro lado.
Hoy, sin embargo, las cosas se ven un poco más tranquilas… o al menos eso quiero creer. Nos toca un entrenamiento con Xavier. A pesar de la monstruosidad que demostró ser en la batalla anterior, parece que en el fondo es una buena persona. Aunque algo me inquieta: ¿por qué está tan empeñado en ayudarnos?
—Bueno, chicos, es hora de empezar con el entrenamiento de hoy —dice Xavier con esa voz firme pero calmada, como si estuviera a punto de darnos un simple paseo por el parque.
—¿Entrenamiento? —respondo algo incrédulo—. Después de lo que pasó ayer, no sé si llamarlo entrenamiento sea lo correcto…
Xavier esboza una sonrisa misteriosa.
—Hoy tienen un objetivo simple: Van pelea conmigo ,Si consiguen impresioname un poco , aprobarán la prueba y les revelaré toda la verdad sin excepciones.
—¿Impresionate? —el viejo se ríe con incredulidad—. Ni aunque fueramos demonios…
—les contaré todo. Lo prometo. Pueden usar todas sus habilidades, atacarme con todo lo que tienen, impresionarme… Sólo asi ganarán.
Nos miramos los tres, intentando comprender lo que acabamos de escuchar. ¿Está hablando en serio? Ayer vimos de lo que es capaz: es un monstruo que podría recorrer kilómetros en un instante solo tocando un escritorio.
—Vamos, chicos. Yo solo correré y esquivaré. Ustedes hagan lo mejor que puedan. Les doy la ventaja de atacar como quieran.
El desafío se siente imposible, pero no tenemos otra opción si queremos obtener respuestas. Nos preparamos, tensos, intentando diseñar alguna estrategia en cuestión de segundos.
—Estoy listo cuando ustedes lo estén —dice Xavier, adoptando una posición relajada, como si no representáramos ningún reto.
El viejo da el primer paso. Levanta ambas manos y una docena de enormes rocas flotan a su alrededor. Sin perder tiempo, las lanza en dirección a Xavier, buscando bloquear su movilidad.
Aprovecho el momento para activar mi habilidad y toco una de las rocas, retrocediendo su estado al punto de ser una masa informe. Con un gesto rápido, la transformo en un muro para acorralarlo, pensando que si limitamos su espacio, podremos acercarnos lo suficiente.
Xavier sonríe.
—Eso es todo, chicos. Denme su mejor golpe.
Con un salto ágil, esquiva las rocas como si fueran simples hojas cayendo. Ni siquiera las mira mientras se mueve. El viejo y yo intercambiamos una mirada: ¿realmente espera que lo toquemos?
—¡Vamos! —grita el viejo, arrojando más rocas mientras corro hacia adelante, intentando sorprenderlo desde su punto ciego.
Pero es inútil. Xavier se mueve con una velocidad y precisión abrumadoras. Esquiva cada ataque, desliza su cuerpo entre nuestras ofensivas, como si supiera exactamente lo que vamos a hacer antes de siquiera pensarlo.
El sudor ya corre por mi frente y siento que hemos pasado más tiempo persiguiéndolo que luchando. La desesperación empieza a filtrarse en nuestros movimientos.
—Necesitamos un plan mejor —susurra el viejo mientras se coloca a mi lado.
Asiento, intentando idear una estrategia en medio del caos. Quizás si combinamos nuestras habilidades podríamos…
Antes de que podamos discutir más, Xavier aparece entre nosotros en un parpadeo. Nos toma por sorpresa y, en un instante, nos lanza hacia atrás con un simple empujón, sin usar ni una pizca de su verdadero poder.
—¿Eso es todo lo que tienen? —su tono es desafiante, pero no hay burla en él. Es más como si realmente esperara que mejoráramos.
Respiro hondo y me incorporo de nuevo. Sé que es un monstruo en términos de habilidad, pero no puedo permitirme rendirme tan pronto.
—¡Es nuestra última oportunidad! —grito al viejo.
—¡Vamos! ¡No tenemos todo el día! —Xavier ríe mientras se prepara para esquivar lo que se avecina.
Con un grito, lanzo una de las rocas directamente hacia él, imbuida con la energía de mi habilidad para ralentizar el tiempo. Mi intención es hacer que el impacto sea inevitable, pero Xavier simplemente sonríe, desapareciendo justo antes de que la roca lo golpee.
—¡Más rápido! ¡Así no van a lograr nada! —grita, reapareciendo a varios metros de distancia.
—¡No te burles de nosotros! —grito, frustrado. Mi mente trabaja a toda velocidad, tratando de calcular su próximo movimiento, pero es como intentar atrapar el viento.
—¿Eso es todo lo que tienen? —Xavier sigue burlándose, con una mezcla de diversión y desafío en su tono.
El viejo frunce el ceño y eleva más rocas, esta vez creando una barrera alrededor de Xavier para limitar su movimiento. Con un movimiento de sus manos, las rocas se cierran en torno a él, pero Xavier, con una agilidad sorprendente, salta hacia arriba, esquivando el ataque con la facilidad de un felino.
—¡Bien, bien! ¡Eso es lo que quiero ver! —grita Xavier desde las alturas, antes de aterrizar sin esfuerzo en el suelo.
—¡Voy a atraparte! —grito, lanzándome hacia él con toda la velocidad que puedo reunir.
En el último segundo, cambio mi dirección, intentando sorprenderlo, pero es como si Xavier pudiera leer mis pensamientos. Con un simple movimiento, esquiva mi ataque y se desliza a un lado, dejándome caer al suelo.
—¡Sigue intentándolo! —me anima, su voz cargada de adrenalina.
El viejo, viendo mi intento fallido, decide tomar un enfoque diferente. Con un movimiento rápido, fusiona las rocas que había lanzado antes en una especie de jaula, tratando de encerrar a Xavier.
—¡Atrápalo ahora! —grita el viejo, mientras Xavier observa con una sonrisa.
Pero Xavier, con una velocidad sobrehumana, se desliza entre los barrotes de la jaula antes de que ésta se cierre completamente.
—¡Demasiado lento! —dice Xavier, su voz burlona mientras se coloca detrás de nosotros, completamente ileso.
La frustración crece dentro de mí. Hemos intentado todo lo que se nos ocurre, pero es como si estuviéramos luchando contra una sombra.
—¡Piensen! ¿Qué harían si su vida dependiera de ello? —Xavier nos presiona, sus palabras son duras, pero necesarias.
Entonces, una idea cruza por mi mente. Miro al viejo y asiento, tratando de transmitir mi plan sin palabras. Él asiente lentamente, entendiendo.
—¡Ahora! —grito, y ambos lanzamos todo lo que tenemos hacia Xavier, creando una distracción masiva. Mientras tanto, uso mi habilidad de retroceder el tiempo en un pequeño fragmento de piedra, lanzándola al mismo tiempo.
Xavier, sin darse cuenta de la pequeña piedra en medio del caos, la esquiva instintivamente, pero justo cuando lo hace, retrocedo el tiempo, haciendo que la piedra vuelva a su trayectoria original, pero esta vez en dirección contraria. La piedra roza su brazo.
—¡Lo logré! —grito, eufórico, sabiendo que finalmente lo hemos tocado, aunque sea por un pelo.
Xavier se detiene, observando la pequeña herida en su brazo con una expresión de sorpresa.
—Impresionante... —dice en voz baja, una sonrisa orgullosa en su rostro—. Parece que subestimé su determinación.
El golpe que logré conectar fue solo el principio. A pesar de la pequeña herida en el brazo de Xavier, su expresión cambia, mostrándonos que ahora está dispuesto a tomarse el entrenamiento un poco más en serio.
—Nada mal, chicos —dice mientras se sacude el polvo de la ropa—. Pero no crean que por ese pequeño roce han ganado. Todavía quedan muchas horas en este día, y quiero ver hasta dónde pueden llegar.
Nos preparamos, sabiendo que esto no ha terminado. Xavier parece relajado, pero todos hemos aprendido que eso solo significa que aún no hemos visto ni una fracción de su verdadero poder.
—Vamos, ¿no querían respuestas? —Xavier levanta una ceja, provocándonos mientras da un salto hacia atrás para aumentar la distancia entre nosotros.
El viejo toma la iniciativa esta vez, levantando sus manos hacia el cielo. Una serie de pilares de roca emergen del suelo, buscando bloquear los movimientos de Xavier. El plan es cercarlo y forzarle a reducir su velocidad. Sin embargo, en lugar de esquivar, Xavier salta hacia los pilares, usando las rocas como plataformas para moverse con una agilidad impresionante.
—¿De verdad creen que pueden atraparme con esto? —Xavier ríe mientras sigue esquivando con facilidad. Es como si estuviera bailando entre nuestras técnicas.
Con cada movimiento de Xavier, se hace más claro que estamos lejos de poder igualarlo. El viejo, frustrado, grita con ira mientras lanza las rocas hacia él con más fuerza. Intento mantenerme concentrado, observando cada uno de los movimientos de Xavier, buscando un patrón, una abertura.
—¡No se dejen llevar por la frustración! —grita Xavier, esquivando cada ataque como si fueran simples hojas al viento—. La verdadera fuerza no viene solo de sus poderes, sino de la mente fría y calculadora. ¡Demuéstrenme que pueden pensar bajo presión!
Su voz es casi burlona, pero hay una verdad en sus palabras. Sin embargo, no podemos permitirnos perder el control ahora.
Mientras el viejo sigue intentando atrapar a Xavier con la tierra, yo me concentro en lo que puedo hacer. Sé que mi habilidad de retroceder el tiempo en objetos pequeños podría ser clave, pero necesito un plan más concreto.
—¡Voy a por él! —grito, lanzándome hacia Xavier, fingiendo una ofensiva directa.
Xavier me ve venir, y su expresión deja claro que espera que sea otro intento fallido. Pero justo antes de acercarme, uso mi poder para retroceder en el tiempo un fragmento del suelo, haciéndolo resquebrajarse bajo sus pies justo cuando se mueve para esquivarme. Por un segundo, su balance se pierde.
—¡Ahora! —grito al viejo.
Aprovechando la pequeña vacilación de Xavier, el viejo lanza una ráfaga de rocas desde todas direcciones. Aunque Xavier logra esquivar la mayoría, una de las rocas golpea ligeramente su pierna.
—¡Bien hecho! —Xavier nos felicita, pero su sonrisa se vuelve afilada—. Ahora es mi turno.
Antes de que podamos reaccionar, Xavier desaparece de nuestra vista. Solo puedo escuchar el viento cortado a medida que se mueve con una velocidad abrumadora. En un instante, aparece detrás de nosotros, lanzando un leve golpe con el dorso de su mano que nos derriba.
—¿Eso es todo? —pregunta con una risa mientras nos recuperamos.
El cansancio empieza a hacerse notar, pero la idea de rendirnos no es una opción. Nos ponemos de pie de nuevo, con la determinación brillando en nuestros ojos.
—¡Vamos! —grita el viejo, levantando sus manos una vez más para invocar una barrera de rocas a nuestro alrededor, protegiéndonos de los ataques de Xavier.
Pero en lugar de atacar directamente, Xavier se mueve como un rayo, deslizándose entre las grietas de la barrera. Antes de que podamos detenerlo, siento su presencia justo detrás de mí.
—¿Qué harías si fuera tu enemigo de verdad? —susurra en mi oído antes de desaparecer otra vez.
Giro desesperado, tratando de localizarlo, pero ya está a varios metros de distancia, sonriendo como si todo esto fuera un simple juego para él.
El viejo se ve agotado, pero sus ojos no pierden la chispa. Ambos sabemos que no podremos ganar si seguimos así, pero también sabemos que no hay opción de rendirse. Este no es solo un entrenamiento; es una prueba para demostrar de qué estamos hechos.
—Si de verdad quieren tocarme de nuevo, tendrán que usar todo lo que tienen y combinar sus fuerzas de una manera que aún no han probado —dice Xavier, su tono serio por primera vez.
Esas palabras resuenan. Hemos estado luchando como individuos, cada uno con sus habilidades, pero nunca como un verdadero equipo. Miro al viejo y ambos asentimos, entendiendo lo que debemos hacer.
Comenzamos a coordinar nuestros movimientos, fusionando los ataques de la tierra del viejo con mi manipulación temporal. Rocas que se lanzan y retroceden en el tiempo para confundir a Xavier, creando capas de ataques imposibles de predecir. Xavier sigue esquivando, pero noto que por primera vez, su expresión se vuelve más concentrada.
—Así que finalmente están aprendiendo —dice, y su tono es casi de orgullo.
El cansancio es abrumador, pero justo cuando parece que estamos a punto de desfallecer, decido arriesgarlo todo. Uso mi poder para retroceder el tiempo no solo en una roca, sino en mi propio cuerpo, permitiéndome moverme con una rapidez y agilidad que Xavier no espera.
En el último instante, justo cuando Xavier esquiva otro ataque del viejo, me lanzo con todas mis fuerzas hacia él. Su mirada se cruza con la mía, y por un segundo, veo una pequeña chispa de reconocimiento.
Mis dedos rozan su hombro.
—¡Lo logramos! —grito, mi voz quebrada por el esfuerzo y la euforia.
Xavier se detiene, su sonrisa más amplia que nunca.
—No está nada mal. Pero recuerden, esto fue solo un juego. En el verdadero campo de batalla, no tendrán segundas oportunidades.
Nos desplomamos al suelo, agotados, mientras Xavier se cruza de brazos y nos observa con algo parecido al respeto en su mirada.
—Les dije que les daría respuestas. Y se las daré. Pero antes de eso, quiero que descansen. Porque lo que les voy a contar cambiará todo lo que creen saber.
El viento sopla suavemente, y mientras recupero el aliento, no puedo evitar preguntarme: ¿qué más nos depara este mundo oscuro? Y, más importante aún, ¿quiénes somos realmente en medio de todo esto?
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