—Aquí tienes otro sobre. Incluye ese estúpido interés que agregaste también, ¡así que no me molestes al respecto hasta que nos encontremos la próxima vez!
Jason sonrió con satisfacción, dobló el sobre y lo escondió dentro de su bolso de cuero sin siquiera revisar el dinero. Sabía que Samantha no se atrevería a engañarlo cuando estaba atrapada en su intrincada trampa.
Una vez que el dinero estaba oculto, volvió a dirigir su mirada hacia ella y continuó desayunando.
—¿Cómo van las cosas con Richard Clark? Él sigue apareciendo por todas partes con su esposa y no contigo. Esta es la primera vez que te veo avanzar tan lentamente cuando se trata de seducir a hombres.
—Eso apenas y es asunto tuyo. Tengo todo bajo control —respondió Samantha con un bufido irritado.
—Si tú lo dices.
Jason terminó su café y miró la notificación de mensaje en la pantalla de su teléfono, lo que le recordó otro tema que se moría por sacar a colación.