Pero antes de que el padre de Bry pudiera maniobrar el camión para darle algo de espacio al jeep negro y avanzar, el conductor del jeep ya había salido furioso por la puerta trasera, con la cara roja de ira. Comenzó a patear los neumáticos del camión y a maldecir en voz alta, incluso intentando romper el vidrio del camión. Bry estaba asustado pero contuvo las lágrimas. Afortunadamente, había un puesto de seguridad cerca, y los guardias intervinieron rápidamente para evitar que la situación se intensificara aún más.
El padre de Bry salió del camión para disculparse, pero el dueño del jeep solo se volvió más agresivo, lanzando insultos, maldiciones e incluso amenazas, lo que solo prolongó el retraso. Cuando Hera llegó, observó la escena y sintió un impulso abrumador de patear al hombre, que se comportaba como un niño mimado y berrinchudo.