—No hice nada —murmuró ella para hacerse encoger y cerrar los ojos momentáneamente cuando las manos de Casio se detuvieron mientras se inclinaba hacia ella. Sus labios más cerca de sus oídos. Su parte baja tocaba a ella, y ella sintió su bulto en un instante.
Ella sabía que él también estaba siendo torturado mientras la provocaba. Solo con el toque de su cuerpo, su pequeño monstruo se retorcía. Como si intentara liberarse. Sabía que esa noche él iba a romper las barreras cuando se dio cuenta de que la había llevado al teatro nocturno y reservado todo el teatro para ellos. Pero nunca pensó que él sería tan brusco con ella. Podía sentir que estaba enfadado, pero era más de lo que había pensado.