—Madre, realmente... esto no es una prioridad para mí. Tengo tantas cosas de las que ocuparme y no tengo tiempo para casarme —Nicolás aún intentaba insistir—. Prometo que encontraré una esposa cuando sea el momento adecuado.
—Nicolás... nunca habrá un mejor momento que cuando tu último progenitor vivo todavía esté... —la reina respondió frustrada—. ¿No quieres verme tomar mi último aliento sintiéndome en paz y aliviada, sabiendo que mi único hijo finalmente encuentra la felicidad?
Nicolás miró a su madre sin expresión alguna. ¿Felicidad? ¿Cómo podía su madre asociar felicidad con el matrimonio?
Había visto a muchas parejas a su alrededor que estaban en matrimonios sin amor. Sus uniones eran parte de la obligación, tratos políticos y eran vistas como tareas. Incluyendo el matrimonio de sus padres.