Liam sintió la fatiga de Lana y su ansiedad. Podía ver claramente cuán indefensa se sentía. Solo quería verlo bien y no quería herirlo, nunca.
Liam se rió internamente de la ironía de que Lana realmente falló en darse cuenta de sus propios sentimientos. Cuánto ya se preocupaba por él y cómo realmente se había enamorado de él.
Liam se acercó a ella y se giró hacia ella, luego tomó su mano entre las suyas y dijo —Basta, Lana. Estoy bien. Puedo manejar mis propias emociones y como he dicho, no te exigiré nada, nunca. Realmente me gustas demasiado para hacerlo. Sé que tienes miedo y todavía tienes muchas dudas en tu mente, ¿pero al menos puedes evitar alejarme?
Liam suspiró y bajó los hombros. Levantó una mano y acarició la mejilla de Lana.