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No quería aceptar que ella no lo amaba. No quería creer que la única persona por la que vivía, la única persona que lo hacía sonreír, que lo hacía querer cambiar, que lo hacía querer ser una mejor persona era... solo una fachada.
Su corazón se comprimía al pensarlo, el dolor emanaba de sus huesos.
No, no podía soportarlo, no podía soportar este dolor. Le diría que volviera con él. Ya no le importaba por qué ella se había ido sin pensarlo dos veces, por qué se había llevado el dinero, ya no importaba, siempre y cuando ella volviera con él, si ella quería el mundo, él se lo daría con tal de que estuviera a su lado.
…
—Estás despierta —dijo Gwen, con los ojos brillantes al entrar en la habitación de Tiana. Contrariamente a cómo se veía la noche anterior, Tiana parecía ahora más animada y enérgica.
—Gracias por venir, no sé qué habría hecho sin ti.
Tiana sonrió mientras caminaba hacia su hermana.
—No lo menciones, ¿para qué están las hermanas?