La mañana siguiente siempre resultaba incómoda…
Tiana llevaba veinte minutos despierta, pero no quería abrir los ojos.
Aún podía sentir sus brazos alrededor de ella, y su aliento acariciando su rostro; y era muy consciente de que estaban completamente desnudos bajo las sábanas y su miembro tocaba su vientre.
Repasaba en su mente los eventos de la noche anterior, su rostro se enrojecía al recordar lo que había hecho.
¿Realmente se había quitado la ropa ella misma?
Ahora que lo pensaba, ¡eso era una descarada de primera categoría! ¡Nunca pensó que sería capaz de desnudarse ante un hombre! ¿Estaba tan necesitada de un hombre?
Sus pensamientos se interrumpieron cuando sintió que Nicklaus la besaba en los labios;
—Hermosa, ya puedes despertarte; sé que no estás dormida —susurró en su oído antes de morderle la oreja con su lengua; Tiana contuvo un gemido, la timidez la inundaba; no podía soportar abrir los ojos después de la intensa noche que acababan de tener.