Tania abrió los ojos solo para descubrir que estaba levitando en el aire junto con su madre, con sus alas haciéndole un capullo.
Kinshra estaba detrás de ella. Dio un alarido de miedo y en el momento en que lo hizo, Kinshra abrió los ojos. La conexión entre ellas se rompió y ambas comenzaron a caer al suelo. —¡Taniiaaaa! —gritó Kinshra. Inmediatamente desplegó sus alas ampliamente y agarró a Tania por su cintura. Bató sus alas y las impidió caer fuerte contra el suelo a pocos pies de altura. Kinshra aterrizó en el piso con Tania, suavemente batiendo sus alas detrás.
—¿Por qué abriste los ojos? —dijo, con preocupación y enojo marcados en su rostro.
—Yo— Yo— —El rostro de Tania se enrojeció. No sabía qué decir aparte del hecho de que estaba inquisitiva. —Lo siento —finalmente dijo tímidamente.