—Debe estar en alguna parte por aquí —respondió Sirrah, haciendo un gesto despreocupado con la mano en el aire—. Llegó antes que nosotros por la emoción, así que realmente no sé dónde ha ido.
—¿No deberían sus guardias escoltarla? —preguntó Eltanin, levantando una ceja.
Sirrah se descolocó. —Eh—ella— ellos deben haberla acompañado —dijo ella con facilidad.
Eltanin la miró fijamente. Sirrah sintió como si el aire a su alrededor se hubiera cargado de una energía asesina. Bajó la mirada y cuando Eltanin se alejó de ellos, soltó un suspiro. El hombre era intimidante y ella tenía que ser muy cautelosa si su plan iba a seguir adelante.