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Esta respuesta capturaba vívidamente la ingenuidad de Qiao An y la vanidad de la pequeña niña. Sin embargo, solo Qiao An conocía la tristeza y el dolor que escondía en su corazón.
El corazón de Li Xiaoran estaba muerto.
Se levantó y caminó hacia adelante, manteniendo una expresión seria.
Después de caminar por un rato, Li Xiaoran de repente se detuvo y dijo en voz baja —Qiao An, mi paciencia es limitada. No te esperaré aquí para siempre. Te doy una última oportunidad. ¿Estás dispuesta a volver a mi lado?
—Siempre y cuando estés dispuesta a regresar, no te reprocharé tu pasado. Te ayudaré a terminar tu matrimonio con Li Zecheng. ¿Qué te parece? La voz de Li Xiaoran era punzantemente fría. Todo su cuerpo estaba frío, y era una persona completamente diferente del distante Doctor Li de antes.
Qiao An solo había visto un filo tan aterrador en el Viejo Maestro. Era como un rey que había estado a cargo durante mucho tiempo.