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Cuando Fu Chen volvió a su hotel, ya era pasada la una de la madrugada, y la información sobre Yan Wangchuan ya estaba en su mesa.
—Tercer Maestro, no es de extrañar que Song Jingren no lo conociera. Yan Wangchuan efectivamente estudió con el Viejo Maestro Qiao, pero no era un discípulo oficial —explicó Shi Fang.
—¿Qué quieres decir? —el montón de información era grueso, y a Fu Chen le daba pereza revisarlo.
—Cuando el Viejo Maestro Qiao escogía a sus discípulos, no miraba su origen familiar, solo su talento. Quería a alguien a quien poder transmitir realmente su artesanía, así que aquellos con dinero y poder no llamaban su atención.
Fu Chen asintió. La razón era fácil de adivinar.
Aprender artesanía dependía del talento. No solo necesitabas un talento innato, sino que también tenías que estar interesado.