Cuando Qin Lu oyó las palabras de Gu Qi, su rostro se puso instantáneamente rojo. No solo Gu Qi era bueno hablando, sino que también su habilidad para expresarse era mucho más clara que la de otros niños.
Sin embargo, Qin Lu no quería admitir su error.
—Dijiste que el Estudiante Zhang robó tus nueve anillos chinos, pero ella dijo que tú robaste sus nueve anillos chinos —dijo furiosa.
—Pero la Maestra no puede probar que yo robé los nueve anillos chinos del Estudiante Zhang —dijo Gu Qi con calma.
—Tú...
Qin Lu estaba a punto de decir algo cuando Qiao Nian lo interrumpió.
—Maestra, voy a darte una oportunidad ahora. Si no quieres que esto se haga un gran problema, ve y explica la situación al director. ¡Será mejor que recojas tus cosas y te vayas lo antes posible! —exclamó Qiao Nian.