GABRIELA
Por la cara que le quedó a la abuela sé que no habíamos sido capaz de convencerla, al menos por parte de Kevin, porque para mí miraba con dudas, pero lo último que dijo Kevin fue lo que le hizo saltar las dudas. Además, cuando estábamos por entrar en la huerta escuché como estaban dividiéndose para interrogarnos por separado, cosa que no les iba a servir de nada, al menos de mi lado.
Cuando entré por la puerta de la casa, escuché como Kevin maldecía por lo bajo andando de un lado a otro en la cocina para coger todas las copas que eran necesarias.
-Sabes seguir la corriente al menos, pensé que te quedarías en blanco al tener que enfrentarte a todos.
-Al menos dime que coló.
-Colar, coló, pero nos van a interrogar por separado.
- ¿Qué?
-Oye, relájate, es para ver si nos sacan algo cosa que no lograrán, y si te sientes frustrado, diles que es algo que tengo que contar yo, nada más.
-Obviamente que me frustraré, porque ese mal nacido se atrevió a entrar a esta casa y amenazarte delante de toda la familia.
-Pero no volverá a pasar.
-Más le vale, porque si no terminaré lo que no me dejaste terminar hoy.
-No lo harás, sabes que no te dejaré.
-Cómo digas, la cuestión que no entiendo. ¿Cómo pretendes que les digas que se lo contarás tú? Saben que no hablas de lo que sientes ni de lo que no te pasa para no preocuparlos.
-Obviamente, pero en ese tiempo me dará tiempo a pensar algo elaborado y conseguiré que se olviden de eso.
-En algún momento se lo tienes que contar…
-No, no tengo porqué contarles lo que pasó ese día y puedes tener por seguro que no se lo contaré.
- ¿Ni siquiera a tu prometido?
-Él menos que el resto se tiene que enterar.
- ¿Por qué?
-Porque si, Kev.
-Espera… ¿Tienes miedo de que te deje una vez se entere?
Puede ser que en el fondo tuviese miedo de que me dejase, algo dentro de mí me lo decía y a pesar de que intentaba evitar pensar eso, a veces era imposible controlar ese pensamiento, pero por otro lado sé que es capaz de hacer cuando se enfada, y a pesar de que ese mal nacido se lo merece, no voy a permitir que Alex se meta en un lio por ese tipo.
-No…
-Oh, claro que sí.
-Vale, en parte, pero ese no es el punto.
-Claro que lo es. En caso de que se entere…
-Que no lo hará.
-Dije en el caso.
-Vale ¿Qué pasa en ese caso?
-Que no te va a dejar. Te ama demasiado como para hacer semejante estupidez.
-Lo sé, pero te dije que en parte. Una parte muy pequeña de mi es lo que piensa, y es una posibilidad.
-No, no lo es, eso es tu inseguridad hablando.
-Ese no es el motivo mayor por el que no se lo quiero contar.
- ¿Entonces…?
-Entonces que sé cómo es Alex, y si mientras estábamos en la universidad le dio una paliza a un grupo de chicos que trataba de meterse conmigo… ¿Qué piensas que hará cuando se enteré de que ese tipo…?
-Lo matará con sus propias manos.
-Exacto. Quiero evitar que se meta en líos por mi culpa Kev.
-Entiendo tu punto de vista, pero no estoy de acuerdo. Tienes que contárselo a alguien más.
-No, para empezar ya no debí habértelo contado a ti.
-Claro que tenías. Llevabas cuatro años con eso guardado, en cualquier momento ibas a explotar peor de lo que hiciste con Carlota. Me hubiera gustado que me lo dijeses en el momento que apareciste en Holanda, porque así al menos te hubiese podido ayudar.
Con eso, se levantó y volvió a coger las copas de la alacena para llevarlas a la huerta y estaba enfurruñado, lo cual quería evitar que estuviese, en parte entendía lo que decía, pero es que no quería ni que Alex se enfadase e hiciese una locura ni preocupar a los demás, porque es algo que harían a pesar de que habían pasado cuatro años.
-Vamos Kev, no estés enfurruñado Kev, no quiero que me quites el puesto de gruñona.
-Eso no te lo quitará nadie, querida.
-Como sigas maldiciendo por lo bajo créeme que me lo quitarás. No quiero perder mi fama de prima gruñona.
-Tu solo eres gruñona cuando recién despiertas, pero déjame decir que gruñona no es la palabra.
- ¿Entonces cuál es?
-Diría que demonio encaja mejor con tu actuar por las mañanas.
Cogí lo primero que vi en la mesa y se lo lancé, haciendo que se quejase a pesar de que un trapo no hacía nada de daño.
-Venga, no me digas que no es cierto, porque ambos sabemos que es cierto.
-No soy un demonio, solo me levanto de mal humor.
-De tan mal humor que si se te cruza alguien lo matas con la mirada.
-Si eso se refiere a Gabriela recién levantada entonces debo admitir que es cierto, querida amiga.
Con esas palabras, los dos nos giramos en dirección a la puerta para ver a Camila con una gran sonrisa y apoyada en el marco de la puerta.
- ¿Camila?
- ¿Es que acaso hay otra persona tan bella como yo por los alrededores?
En ese momento me levanté de la silla y corrí hacia ella, dándole un abrazo. Camila era mi mejor amiga desde la infancia y en cierto punto, también era mi tía, pero eso decidimos ignorarlo, solo se lo decía a veces para molestarla un poco, era muy gracioso ver su cara en esos momentos, pero en cuanto la vi no pude evitar que las lágrimas se me escapasen.
-Vaya, esta no es la Gabriela que recuerdo. No dabas abrazos tan fácilmente y no llorabas así de fácil.
- ¿Una no puede emocionarse?
-Claro que puedes querida, pero te vuelvo a decir, eso no es algo que hubiese hecho la Gabriela de antes.
-Te he echado de menos también.
-Obviamente, una amiga como yo no se consigue en cualquier lado.
-Tan vanidosa como siempre, pensé que al menos Inglaterra cambiaría eso.
-Inglaterra no cambia a Camila sino al revés, Camila cambia Inglaterra. Pero también me alegro de verte Kevin.
-Se podría decir lo mismo, ahora dime que me ayudarás a llevar las copas a la huerta.
- ¿No puede hacerlo Gabriela?
-Me encantaría, pero no puedo.
-Venga Camila, no me hagas rogar.
-Sabes que me gusta verte rogar, pero está bien, te ayudaré.
Con eso entre los dos cogieron las copas y nos dirigimos hacia la huerta, pero antes de entrar, recordé que Kevin les había dicho que había quedado con ella en la mañana, y estoy segura de que iban a preguntar, por lo que la paré.
- ¿Pasa algo?
-Antes de entrar te quiero pedir un favor.
-El que quieras.
-Si te preguntan algo de la mañana, dile que nos la pasamos juntas.
- ¿Por qué?
-Solo te pido eso.
-Está bien, lo diré a cambio de que luego me des una explicación.
-Perfecto.
Iba a empezar a andar cuando esta vez es la que Camila me para y se queda mirando mi mano.
-No me jodas que eso es lo que estoy pensando.
- ¿De qué hablas?
- ¿Te vas a casar y no me dijiste nada? ¿La niña que decía que no se casaría lo va a hacer? ¿Quién es el afortunado?
-Son muchas cosas las que pasaron en este último año y te prometo que te lo contaré con lujo de detalles luego…
-Más te vale, pero ahora dime quien es el afortunado. ¿Lo conozco?
-Estoy segura que sabrás quién es en cuanto entres por la puerta.
- ¿Es ese chico que estaba coladito por ti cuando hicimos bachillerato? ¿O aquel con el que te pasabas hablando aquel verano?
-Ninguno de ellos, estoy segura que te llevarás una sorpresa.