Aproximadamente unos 200 reclutas (estudiantes) estaban reunidos en el patio central de la ''academia'', totalmente desordenados en su andar, falta de disciplina, marginados de la sociedad en su mayoría, otros estaban ahí porque querían probar su valía a sus familias nobles, otros simplemente por fama.
Entre la multitud de jóvenes revoltosos se encontraba un chico de cabello blanco que destacaba por encima del resto, su nombre era Alistair, venia de los lugares más pobres del reino de la lluvia, su padre había sido asesinado en un callejón y su madre murió a causa de una enfermedad. Sin nada que perder, Alistair vino hasta la academia militar del reino de la lluvia para convertirse en un gran soldado y subir escalones, cambiar el país desde adentro, esa era su meta.
Alistair no estaba pensando en nada realmente, solo en el inmenso calor que hacía, a pesar de llamarse el reino de la lluvia, sus lluvias eran de hecho muy escazas, era algo irónico, una mala broma.
Mientras Alistair estaba sumergido en sus ambiguos pensamientos, una sombra paso sobre el rápidamente, una sombra enorme.
Dos enormes dragones bípedos se aterrizaron frente a los 200 estudiantes, los dragones eran de color verde esmeralda con manchas amarillas con un patrón similar al de una vaca y el otro era de color azul oscuro sin ningún rasgo característico más allá de un par de cuernos de cabra, ambos poseían unas armaduras que protegían sus cráneos, patas, cola y espina dorsal.
Del dragón esmeralda bajo un anciano con ropas blancas ceremoniales con bordados dorados, se trataba de un sacerdote, y el dragón azul se bajó un niño con ropas similares a la del anciano pero con menos detalles, como si aquel niño fuera de menor rango o algo por el estilo.
Alistair solo observaba en silencio al igual que el resto de los 200 presentes.
En el reino de la lluvia, a diferencia de otros reinos, era gobernado por la iglesia, y los miembros de la iglesia eran la máxima autoridad, y aquel sacerdote frente a la multitud no era un sacerdote común, era aquel que llamaban el Patriarca, era el equivalente a un rey, sus palabras eran un absoluto.
El patriarca no se presentaba normalmente a este tipo de ceremonias. Inconscientemente Alistair y el resto se arrodillaron en la caliente arena.
El anciano solo sonrió y levanto la mano.
Los 200 solo miraban desde abajo al Patriarca, tenía un aura de grandeza que nunca habían sentido antes, y lentamente obedecieron la orden del anciano.
-Siempre es bueno ver los jóvenes talentos en persona.
Ante las palabras del patriarca, a pesar del intenso calor, el sudor de sus cuerpos formando lagunas en la arena donde estaban de pie, aun así, estaban llenos de felicidad.
El hombre frente a ellos, era todo lo que estaba bien en el mundo, era como un dios.
De un pasillo atrás del patriarca, salían un grupo de aproximadamente 15 soldados y empezaron rodear el patio, cubriendo todas las posibles vías de escape.
Alistair noto esto, algo era raro, ahora que lo pensaba, no sabía cómo era el examen de iniciación para la academia.
En su investigación antes de venir, no había reunido mucha información de lo que sucedía dentro de las murallas del castillo.
El niño que acompañaba al patriarca se acercó tímidamente él y le dio una hoja con algo escrito, el patriarca la agarro con sus arrugadas manos, luego de toser un par de veces, empezó su discurso.
-Parece que este año tenemos muchos reclutas, pero no suficientes habitaciones para todos.
Alistair dejo de distraerse por la grandeza que emanaba aquel anciano y mejor se concentró en lo que este decía.
-Así que el examen de iniciación de este año busca reducir su número a 150 reclutas.
Ante estas palabras, todos se empezaron a ponerse nerviosos, el sudor que traspiraban paso de ser por el calor a incertidumbre.
Varios dragones bípedos aterrizaron en las murallas que rodeaban el patio central.
Esto se veía muy mal para todos, pero Alistair trato de mantener la calma y siguió escuchando las palabras del patriarca.
-El examen trata de algo tan simple como una batalla a muerte...
Aunque el patriarca no había terminado, varias personas salieron corriendo de la arena, inmediatamente los dragones de las murallas bajaron y empezaron a pescar a los futuros estudiantes, los lanzaban al aire (a veces en pedazos o enteros) y los dejaban estamparse contra el suelo.
-Y cualquiera que intente escapar será ejecutado por insubordinación y traición a la patria.
Entre insultos, el anciano solo sonreía de manera calmada mientras miraba a los ahora menos de 200 jóvenes.
El patriarca dio medio vuelta y se dirigió hacia su dragón, el niño acompañante se puso en cuatro patas, el patriarca lo uso de escalón y subió a su dragón.
El niño también se montó en su dragón correspondiente.
-¡Feliz juego de supervivencia, aquellos que serán los soldados de Dios!
Con esas palabras, ambos dragones se perdieron en la distancia.
Nadie de los presentes tenía armas, todos estaban en silencio, pero no tenían otra opción, Alistair vio a una joven que estaba a su derecha cayendo lentamente con la cabeza sangrando, un chico la había golpeado con una roca que había cogido del suelo, esa era una señal, una batalla sucia había comenzado.
Alistair se arrojó rápidamente contra el suelo para esquivar los golpes de los demás, busco algo en el suelo que pudiera usar, parece que todas las rocas cercanas ya habían sido agarradas por los demás.
Alistair se iba a poner de pie pero alguien lo empujo nuevamente contra el suelo y empezó a estrangularlo, era una chica de cabello negro y piel morena, su mirada solo reflejaba desesperación.
La chica apretaba muy fuerte el cuello de Alistair.
Alistair estaba perdiendo la conciencia.
Recordó cuál era su objetivo, junto fuerzas, y presiono sus pulgares contra los ojos de la chica hasta que sangraron, la chica lo soltó, Alistair rápidamente se puso de pie y la tacleo haciendo que su cabeza golpeara el suelo y se desmayara.
Alistair al ver a la chica inconsciente, no termino el trabajo, esa no era la manera, a pesar de venir de lo más bajo, esa la manera de hacer las cosas, era mejor que ellos.
Los soldados solo observaban en silencio, y aquel que intentaba escapar era atravesado por las lanzas que portaban los soldados o comido por los dragones de las murallas.
Alistair empezó a repartir golpes para defenderse, pero no con la intención de matar realmente.
Un tipo bastante corpulento agarro la cabeza de Alistair por la espalda, pero el rápidamente mordió una de sus manos y le arranco 3 dedos a lo que en respuesta el chico corpulento conecto un golpe en sus costillas con su mano todavía útil.
Alistair cayó de nuevo al suelo, ya parecía costumbre estar en el suelo. Sentía mucho dolor, como si algo que no debía romperse lo hizo y miro a aquel chico responsable de su ataque, era un chico corpulento de piel bronceada, no tenía cabello, y por el aspecto que traía, parece que ya hubiera matado a varios del lugar.
-Entonces ratoncito, ¿te crees muy hombre por quitarme 3 de mis dedos de mi mano izquierda?
-No fue mi intención, si no me hubieras atacado, probablemente no nos hubiéramos enfrentado.
-Jum, eres bastante altanero, supongo que tendré que enseñarte modales.
-Así que esas tenemos ratoncito.
Ambos corrieron hacia el otro.
Cruzaron golpes, la sangre salpicaba la arena, y no se detenían.
Alistair y aquel chico calvo estaban dándolo todo, puños, patadas, mordidas, estrangulamientos, todo lo que se les cruzara por la mente en ese instante.
Alistair se abalanzo contra la pierna del chico calvo y lo estampo contra el suelo y procedió a darle un cabezazo, pero la cabeza de aquel calvo era demasiado dura, y el respondió con un cabezazo devuelta dejándolo confuso.
Ambos estaban de pie nuevamente, Alistair tenía un ojo tan hinchado que no podía ver nada por él, probablemente tenía varias costillas rotas y otras cosas que no detectaba a simple vista, aunque su oponente no estaba tampoco ileso.
Alistair dio media vuelta y empezó a correr en dirección contraria a su objetivo buscando perderlo en medio de la multitud.
El calvo sonrió, apretó sus puños y empezó a seguirlo.
Lo que era una batalla se había convertido en una persecución.
Alistair estaba buscando una roca, un palo, cualquier cosa que sirviera como arma, en una batalla directa nunca podría ganarle a ese gorila.
Aquel chico calvo corría entre la multitud pero sin esquivarlos, solo golpeándolos y haciéndolos a un lado.
Esto no pintaba bien para Alistair, él ya se encontraba muy agotado, mientras escupía sangre por su boca.
En ese momento sintió una enorme tacleada que lo estrello de frente a la muralla que rodeaba la arena.
-¿Ya se te corto el camino ratoncito?
Todo estaba borroso, le costaba respirar y moverse.
Recibió un golpe, y otro, y otro más, y siguió recibiendo golpes sin poder defenderse.
Su visión ahora era totalmente roja.
Pero en medio de la golpiza de su vida vio una roca, probablemente se había desprendido del muro cuando se estrelló contra él.
Movió su mano erráticamente intentando alcanzar el pedazo de roca mientras seguía recibiendo golpes.
Alistair le dio un rodillazo en la entrepierna del gorila haciendo que este cayera y se retorciera del dolor.
Alistair en un rápido movimiento salto directamente hacia donde estaba la roca y la cogió y camino ensangrentado hacia su oponente, levanto la roca apuntando directamente hacia la cabeza del calvo.
Las piernas de Alistair temblaban mientras sostenía la roca en alto, el chico calvo lo miraba pero parecía que no iba a hacer algún movimiento.
Había aceptado su muerte.
Alistair dejó caer la roca al lado de la cabeza de su oponente.
-No puedo hacerlo, no así.
Ambos estaban en su límite, bañados en la sangre propia y de extraños.
Se quedaron viendo fijamente.
Llego un dragón azul claro cabalgado por un soldado con una armadura de color plateado y dio un aviso para todos.
-El examen de selección ha terminado, el total de sobrevivientes es de 115 reclutas (estudiantes).
Todos en el patio dejaron caer lo que estuvieran utilizado como armas para defenderse.
Alistair extendió su mano para aquel joven corpulento frente a él y se presentó.
Aquel chico agarro la mano de Alistair y se puso de pie.
Ambos jóvenes estrecharon fuertemente sus manos mientras sonreían llenos de moretones y sangre.
Y con esto concluyo el examen de ingreso.