—¿Qué quieres decir? —Deberás atraer la energía hacia ti mismo —explica— y luego dominarla con tu propia magia.
Esto no es lo que esperaba. —¿Atraerla? ¿Como... absorberla? —Él asiente. —Exactamente. La fricción resultante entre tu magia y la corrupción crea una especie de purificación ardiente. Neutraliza la energía dañina y puede incluso fortalecer tus propias reservas.
La idea de jalar esta oscura y ominosa energía hacia mi cuerpo hace que se me erice la piel. —¿Y si hay demasiado? ¿Qué pasa si no puedo manejarlo todo de una vez? —Las orejas de Grimorio se mueven. —En esos casos, necesitarías purificar por etapas o buscar ayuda de otros usuarios de magia. Cuanto más fuerte seas y mayor capacidad mágica tengas, más eficientemente podrás manejar estas situaciones. Esta cantidad debería ser fácil para ti, especialmente con tus recientes gastos en los guardianes.