Aproximadamente media hora más tarde, Tadeo estaba sentado en la cama, vestido únicamente con una toalla.
Era extremadamente guapo con sus anchos hombros y su esbelta figura masculina, el cuerpo aún húmedo del baño anterior. Sus profundos ojos esmeralda permanecían fijos en la puerta del baño, sus oídos escuchando el encantador sonido de la ducha, imaginando lo que ella estaría haciendo adentro.
Esta vez habían decidido tomar baños por separado, y ahora él esperaba impacientemente a que Naia saliera del baño.
Después de tantos días de felicidad, había comenzado a investigar más, consciente de su inexperiencia.
En su investigación descubrió el sexo oral. Había querido probarlo, y de manera inexplicable también quería su boca en su palo de carne.
No quería que ella pusiera un palo de carne sucio en su boca, así que se preparó para tomar un baño.