Tadeo lamió su lóbulo de la oreja sensualmente, provocando su gemido. Su mano no estuvo inactiva, ya que acarició sus piernas antes de deslizarse hacia sus voluptuosos senos.
Se deleitó con cómo sus paredes se tensaban a su alrededor, pero por ahora no se movió, queriendo que la experiencia fuera lo más íntima posible.
Finalmente se dio cuenta de la sangre allí, y sabía que no era indoloro para ella.
Su lengua dejó rastros húmedos por su cuello, hacia el valle de sus montañas y finalmente sus bonitos pezones rosados.
—Hmmmm~
—¿Te gusta? —preguntó, con la lengua en sus pezones y la punta creando un movimiento circular.
Naia asintió adorablemente y él comenzó a chupar sensualmente, como para recompensarla.
—Hmm~ —maulló ella, y él jadeó un poco al sentir cómo sus paredes se tensaban alrededor de su polla en respuesta, incitándolo a moverse.
Finalmente, lo hizo. Comenzó a bombear dentro de ella repetidamente, con su mano agarrando su culo.