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Beatriz despertó en una habitación tenue, con la cabeza latiendo con un dolor de cabeza insoportable. Al luchar por abrir sus pesados ojos, se dio cuenta de que estaba acostada en una bañera, completamente vestida y empapada.
Confundida, intentó recordar qué había pasado, pero su memoria estaba borrosa e incompleta. Lo último que recordaba era haber tenido una acalorada discusión con Alina, alguien a quien había considerado su amiga.
De repente, la realización cayó sobre ella: Alina la había ahogado en la bañera. Presa del pánico se sentó, salpicando agua por todo el suelo, e intentó salir de la tina. Su cuerpo se sentía lento y débil, y tenía problemas para mantener el equilibrio.
Finalmente logró salir de la bañera y se tambaleó hacia la puerta del baño, que estaba bloqueada por fuera.
Golpeó la puerta y gritó pidiendo ayuda, pero su voz era ronca y débil, y nadie parecía oírla.