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Beatriz estaba disfrutando de un momento tranquilo en el jardín del hospital cuando oyó a alguien llamar su nombre. Se volvió para ver a Alina caminando hacia ella, con una mirada decidida en su rostro.
Los guardaespaldas bloquearon su camino cuando estaba a unos pasos de Beatriz.
—Déjenla pasar. La conozco —dijo Beatriz a los guardaespaldas.
—Hola, Beatriz —dijo Alina mientras se acercaba—. ¿Te acuerdas de mí? Nos conocimos en el club hace unas semanas.
—Por supuesto —respondió Beatriz, sonriendo a la otra mujer—. Es un placer verte de nuevo. ¿Cómo has estado?
—He estado mejor —dijo Alina, suspirando.
—¿Y tú? ¿Qué haces en el hospital?
—Mi prometido está en coma, y he estado pasando cada minuto en el hospital con él. Ha sido duro.
—Lo siento mucho —dijo Alina, extendiendo la mano para acariciar la de Beatriz—. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?
Alina negó con la cabeza.
—No lo creo. Solo tengo que esperar y rezar para que se despierte pronto.