beca
Habían pasado unos días y la conversación entre James y yo no había sido tan buena como me hubiera gustado. De hecho, él había estado más ocupado que de costumbre y yo no sabía qué hacer conmigo mismo.
Cada día fue como el anterior. Me levanté. Hice mi entrenamiento matutino. Caminé hasta la cafetería, desayuné y tomé café y luego fui a clase.
Pasaba el día como si no me pasara nada en el mundo y, cuando terminaba las clases, regresaba a mi apartamento para cenar y hacer los deberes.
Quien haya dicho que la vida como estudiante en la universidad era emocionante, lamentablemente se equivocó. Mi vida estaba llena de nada más que hacer mi trabajo, aprobar mis clases y sobrevivir hasta el fin de semana.