Ari pasó el día comprando regalos y adornos de Navidad en la plaza. Había un adorable lote de árboles de Navidad en el centro del pueblo, y encontró el árbol perfecto prácticamente de inmediato. Era alto y tupido, sin ningún hueco. También compró una corona, lazos y guirnaldas para el árbol.
Le regalaría a Xavier unas herramientas de jardinería y a su padre un adorno especial, que simbolizaba a Estrea desde el año 1028 d.C. hasta el presente. Supuso que debía ser el año de fundación. El adorno tenía un acabado antiguo, aunque era nuevo, y era uno de los más bonitos que había visto nunca.