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90.24% Instituto Furry / Chapter 37: Sé que eres tú

Chapter 37: Sé que eres tú

Narra Anya

Taylor y yo seguíamos en el baño, le estaba explicando el plan que tenía para comprobar de una vez por todas si Dante era Anubis o simplemente nosotras estábamos locas.

—Ya veo…vaya…sí que eres lista eh.

—Pues obvio que lo soy ¿Acaso lo dudabas?

—No, no, pero pues, es un gran plan, puede funcionar.

—Funcionará, tenlo por seguro.

—Jajaja, en serio lo espero, ya me emocioné con la idea de que mi amigo sea un vigilante.

—Shhhhh, no lo digas tan fuerte, mija, discreción ante todo, recuerda.

—Si, si, como digas, bueno, pongámonos en marcha.

Ambas salimos del baño como si nada hubiera pasado, vimos a Dante y a Rosé ya con los boletos y las botanas, así que nos acercamos a ellos.

—Hola chicas ¿Qué tal su aventura en el baño? —preguntó Dante.

—Normal —respondí.

—Si, gracias a Dios no estaba lleno —dijo Taylor.

—Ya veo, pues es un milagro, casi siempre los baños de mujeres están a tope.

—Pues tuvimos suerte, supongo jejeje.

—Jajaja bueno, vamos, ya tenemos todo listo, disfrutemos de la peli.

Nos dirigimos a la sala donde proyectarían la película que elegimos, buscamos nuestros asientos y nos acomodamos, Dante estaba a la par mía, y Taylor a la par de Rosé. Nos pusimos a platicar, hablar de cosas cotidianas, todo para que Dante no sospechara nada en absoluto.

—Oye, mi amor.

—Dime, cariño.

—Te noté un poco rara hoy en la mañana ¿Pasa algo?

Carajo, creí que no se había dado cuenta, fingí lo mejor que pude ¿Tan fácil soy de leer?

—Ah…no es nada, amor, en serio, simplemente estaba un poco distraída.

—¿Segura? Se veía como algo serio, sabes que puedes contarme lo que sea.

—Si cariño, créeme, estoy bien, si de verdad pasara algo te lo contaría, no te preocupes.

—Ok, mi amor, está bien.

Dante no siguió insistiendo en el tema, simplemente siguió platicando con las demás de forma tranquila. Menos mal, creí que me iba a descubrir, me sentía un poco intranquila por mentirle, aunque bueno, de confirmarse mis sospechas, él me habría estado ocultando todo esto desde que lo conozco, así que estamos empate.

Pasaron los minutos y la película dio comienzo, empezamos a verla mientras comíamos nuestras palomitas, Dante y Rosé estaban enfocados y concentrados completamente en la película, Taylor de vez en cuando me veía de reojo, esperando el momento en el que yo le diera la señal.

El momento en cuestión había llegado, ya habíamos esperado lo suficiente, la película estaba en su momento más interesante, así que Dante estaría lo suficientemente implicado como para no reaccionar.

—Oye, Dante, Taylor y yo iremos al baño, ya volvemos.

—Está bien cariño, tengan cuidado ¿Sí?

—Claro mi amor, espérennos aquí.

Taylor y yo salimos de la sala, nos reunimos fuera del cine, la primera fase del plan se había completado.

—Bien, eso fue fácil.

—Claro, es el principio apenas, ahora es cuando viene lo difícil.

—Lo sé, lo sé, tranquila, vamos Anya, yo te sigo.

 

 

Narra Dante

Que raro, la película está a punto de acabar y esas dos no han vuelto, me estoy empezando a preocupar, sé que ambas pueden defenderse solas perfectamente, pero eso no impide que me preocupe por ellas y por su bienestar.

—Oye, Rosé.

—D-Dime Dante.

—Anya y Taylor no han vuelto, deberíamos ir a buscarlas.

—T-Tranquilo Dante, s-seguro se distrajeron con algo, no te preocupes, y-ya vendrán.

—¿Estás segura? ¿Tú crees?

—C-Claro, además, la peli ya casi t-termina, saldremos y seguramente ahí estarán.

—Está bien, te creo.

Decidí relajarme un poco, Rosé tenía razón, no tenía por qué ponerme paranoico justo ahora, seguro ambas están sanas y salvas, al salir de la función nos reuniríamos con ellas, así que decidí seguir viendo la película.

Unos 15 minutos aproximadamente pasaron y la película terminó, ni siquiera me interesé en comprobar si había escena post-créditos o no, me daba igual, solo quería asegurarme que Anya y Taylor estuvieran bien.

Al salir de la sala junto con Rosé ambos empezamos a buscar con la mirada a Anya y Taylor, sin éxito, no las vimos por ninguna parte del cine.

—Ya debieron haber salido del baño ¿Puedes ir a revisar si están ahí, Rosé?

—C-Claro Dante, espérame aquí por favor.

Rosé se fue al baño a buscar a esas dos, pasados un par de minutos ella volvió.

—N-No estaban ahí, Dante.

—Carajo, no puede ser, no están ahí y no están en el cine, algo debió haberles pasado.

—Intenta llamarles.

—Ya lo hice, pero no me contestan, ninguna de las dos.

—Q-Que raro…

—Esto es malo, cualquier cosa pudo haberles pasado, dijeron que iban al baño ¿Por qué saldrían del cine?

—N-No lo sé…

—No hay razón lógica, solo pudieron haberlas sacado a la fuerza, porque no creo que sean tan tontas de irse con un extraño.

—P-Pero no se escuchó ningún escándalo.

—Tienes razón, eso hace aún más rara la situación.

Mi charla con Rosé fue interrumpida por mi celular que sonaba, estaba recibiendo una llamada, revisé y me di cuenta que era de Anya, así que la contesté de inmediato.

—Anya, que bueno oírte, estaba preocupado ¿Dónde estás?

—¡Dante! ¡Tenemos un problema! ¡Taylor y yo estamos en problemas!

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Dónde están?

—¡Estamos escapando de unos tipos que nos empezaron a seguir! ¡Vamos corriendo por unos callejones! ¡Ya llamamos al 911, pero estamos asustadas!

—No te preocupes, todo estará bien, iré por ustedes.

—¡No, Dante! ¡No vengas, es muy peligro…

Colgué la llamada, volteé a ver a Rosé.

—¿Q-Qué pasa, Dante?

—Están en problemas, iré a buscarlas.

—P-Pero…

—No hay tiempo, Rosé, tú espérame aquí ¿Ok? Si pasa algo, llámame.

Corrí y salí del cine, tenía que encontrar a esas dos, y rápido.

 

Narra Anya

Me colgó, guardé mi teléfono y volteé a ver a Taylor.

—Diablos, niña, veo un futuro como actriz para ti.

—Jajaja no exageres.

—Sigues y hasta yo te hubiera creído que estabas en peligro jajaja.

—Jajaja con que Dante lo crea me conformo, debe estar en camino, si de verdad es Anubis, vendrá y lo confrontaremos, no tendrá más opción que desenmascararse y mostrarnos que es Dante.

—Bueno, por ahora vamos bien, solo hay que esperar que se aparezca por aquí.

Taylor y yo nos sentamos en unas cajas de madera que había en ese callejón, junto con unos contenedores de basura abiertos, ya habíamos hecho el anzuelo, Dante solo tenía que morderlo y caer redondito en nuestra trampa, pero eso significaba que debíamos ser pacientes.

—¿Crees que Dante logre encontrarnos? —preguntó Taylor.

—No lo sé, no se lo pusimos tan difícil, estamos cerca del cine, no le debería tomar tanto tiempo, además, Anubis salta entre los edificios, tendría que ser capaz de vernos y dar con nosotros.

—Eso sí, solo espero que no se demore, no sé tú, pero yo no quiero pasar tanto tiempo cerca de un contenedor de basura.

—Ni yo, pero ni modo, hay que hacer el esfuerzo, no hay de otra.

Pasaron unos cuantos minutos, hasta que escuchamos un ruido venir del otro lado de la cerca que dividía este callejón.

—Shhhhh, escucho pasos, alguien viene, debe ser Dante.

—No creo, Taylor, se escuchan varios pasos…como si fuera más de una persona.

—¿Tú crees?

Taylor se acercó a dicha valla y por uno de los agujeros que tenía se puso a ver del otro lado.

—Tenías razón, no es Anubis, son unos tipos raros.

—Rayos, creí que vendría pronto.

—Casi no veo nada, mejor treparé la cerca.

—¿Qué? ¿Estás loca?

—Relájate, Anya, no va a pasar nada malo.

Taylor tomó una de las cajas y se paró sobre ella, viendo así por encima de la cerca, aunque permaneciendo oculta.

Yo hice lo mismo y me puse a observar con ella, y en efecto, había 3 tipos, en una pequeña cancha de baloncesto rodeada por edificios, eran un humano, curiosamente, y dos furries, un águila y un lagarto.

—Pues sí que se ven raros esos tipos.

—¿Verdad? Se ven muy sospechosos.

—Deberíamos irnos de aquí.

—¿Bromeas? Esto es perfecto, Anubis vendrá a patearles el culo, y cuando menos se lo espere, pum, lo interceptamos y lo desenmascaramos.

—No lo sé…es mucho riesgo.

—Vamos Anya, estamos cerca, no te me eches para atrás ahora.

—Bien…solo procuremos que no nos vean.

Permanecimos en silencio mientras observábamos a los sujetos, no estábamos tan cerca, pero si alcanzábamos a escuchar lo que decían.

—¿Dónde está ese idiota? —preguntó el águila.

—¿Yo qué sé? ¿Me ves cara de ser su niñero, o qué chingados? —respondió sarcástico el lagarto.

—No, yo te veo cara de orto.

—Jódete, pendejo.

—Ya, maricas, cierren el hocico, estamos aquí para hacer negocios, no lo olviden —regañó el humano.

—Si, sí, patrón, lo sabemos.

—Entonces, dejen de comportarse como estúpidos, nuestro contacto llegará pronto.

Dicho y hecho, vimos como un sujeto salió de uno de los callejones del otro extremo y se reunió con ellos, este era un coyote.

—Buenas noches, caballeros, ¿Qué se les ofrece? —saludó el coyote.

—Buenas noches, nos dijeron que por aquí había un chef de 3 estrellas, que cocinaba buenos platillos, así que quisimos comprobarlo nosotros mismos —respondió el humano.

—Ya veo…pues, están en el lugar correcto.

¿Qué carajos? Eso no tenía sentido en absoluto ¿Era alguna especie de código o clave secreta?

—Tengo la mejor mercancía de la zona, les garantizo que quedarán satisfechos con su compra.

—No venimos para comprar, sino para recolectar nuestras ganancias.

—¿Ganancias? ¿Así que son…

—Así es, muchacho, venimos por la parte que le corresponde al jefe.

—Oh, la parte dices…

—No me digas que se te olvidó que era hoy, genio.

—No, no, para nada, es sólo que…el tráfico no ha estado tan movido, usted sabe, la mayoría de mis clientes ya no vienen porque le tienen miedo a ese fenómeno.

—¿Anubis dices?

—Sí, muchos me han puesto queja de eso, les da miedo salir de noche, y de día ni loco hago negocios con ellos, entonces mis ganancias han bajado, no he podido alcanzar la cuota del jefe por eso mismo.

—Mmmm…eso me suena excusa ¿Ustedes qué creen muchachos?

—Si, una puta y jodida excusa —respondió el águila.

—Me suenan a pretextos dignos de un marica —secundó el lagarto.

—Lo siento, chef, pero no nos tragamos tu cuento, así que más te vale darnos todo el dinero que tengas, si no quieres morir —el humano sacó un cuchillo de su bolsillo.

—Oye no, espera, espera, relájate amigo, no es necesario llegar a ese extremo.

—Entonces, danos el dinero, mierda.

—Bien, bien, vale, aquí está, aquí está… —y el coyote empezó a huir.

Rápidamente, el águila se elevó y se puso frente al coyote, tapándole su única ruta de salida.

—Eso no fue muy inteligente —dijo el águila antes de darle un puñetazo en la cara al coyote.

El coyote simplemente cayó al suelo producto del golpe, los otros dos se le acercaron y empezaron a patearlo, le estaban dando una golpiza.

Lo estaban agarrando como costal de papas, seguramente le habrán roto un par de costillas, y algo más, no sé si la nariz o el cráneo, pero era grotesco, solo podía escuchar los gritos ahogados y los quejidos del coyote.

Luego de la paliza, el humano tomó el maletín del coyote y sacó todo el dinero que tenía.

—¿Ves? Así de sencillo era, nos vemos la próxima semana, amigo.

Dijo eso antes de darle una última patada en la espalda. Madre mía, lo habían hecho papilla, no esperaba ver algo como esto hoy.

—Taylor, creo que ya vimos suficiente —le dije mientras susurraba.

—Si, eso creo, hay que irnos.

Ambas nos bajamos de las cajas y pusimos los pies en el suelo, lo malo es que la puerta de uno de los contenedores se vino abajo junto con nosotras y se cerró de golpe, haciendo un enorme ruido.

—¿Eh? ¿Qué fue eso? —dijo el humano.

—¡Carajo! —susurró Taylor.

—Vaya, vaya, creo que alguien no fue invitado a la fiesta, eh.

Escuchamos como los tipos se empezaban a acercar adonde estábamos nosotras.

—No se preocupen, si les gustó el espectáculo podemos incluirlos sin problemas, ya saben, hacerlos parte de la función.

Nos agachamos y nos sentamos en el suelo, no podíamos escapar, si salíamos corriendo nos verían y nos atraparían enseguida, intentamos guardar el mayor silencio posible.

—Vaya, vaya, miren nada más lo que tenemos aquí.

Oh no, nos encontraron, no puede ser, no, estamos perdidas.

—Con que la leyenda era cierta, eh, Anubis en persona.

¿Cómo?

Con cuidado me puse de pie y vi por encima de la cerca, en efecto, era Anubis, estaba parado frente a los 3 tipos.

—Vaya, ahora que te veo en persona lo compruebo, te ves como un auténtico payaso.

—Jajaja mira esa máscara, no me jodas, ¿No encontraste una menor ridícula? —se burló el águila.

—Creo que no eres muy listo al aparecerte de frente de esa forma —respondió el lagarto.

—Si fuera listo no se metería en nuestros asuntos.

Los tipos se acercaron a Anubis, con intención de acabar con él, Anubis se puso en guardia, y como aquella primera vez, barrió el suelo con ellos.

El águila se elevó y se abalanzó contra él, en vano, ya que Anubis lo esquivó y arremetió contra el humano y el lagarto, les dio un par de golpes bajos, cuando el águila volvió a intentar embestirlo él lo volvió a esquivar y le lanzó otra combinación de golpes al humano y al lagarto, estos apenas podían defenderse de sus golpes.

Anubis los golpeaba en la cara, en el abdomen, en cada parte del cuerpo hasta tumbarlos en el suelo, donde con sus bastones procedía a romperles los brazos o las piernas.

El águila le hizo una llave por detrás, pero fue inútil, Anubis le dio un cabezazo y lo derribó de igual forma, y comenzó a darle golpes una y otra y otra vez, hasta dejarlo inconsciente.

El humano, que yacía en el suelo, con sus pocas fuerzas sacó una pistola y le apuntó a la cabeza a Anubis.

—¡Cuidado! —grité de forma inconsciente.

Anubis reaccionó, esquivó la bala y sacó su propia arma y le propinó un balazo en el hombro, provocando que el tipo gritara de dolor y soltara su arma, Anubis se acercó a él y le dio un último golpe en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Luego de eso, Anubis se acercó al lagarto, que estaba en el suelo, aún consciente, pero sin poder moverse.

—N-No…no me mates…

—¿Crees que estás en posición de pedir clemencia?

—N-No…p-por favor…s-solo seguía órdenes…

—¿De quién?

—N-No…

—¿De quién, maldita sea?

—De los Wild Fangs…mi jefe…al que…has dejado inconsciente…

—Eso no me sirve, quiero al jefe de tu jefe.

—N-No sé quién sea…

Anubis tomó el brazo del tipo y en dos movimientos se lo quebró por completo, provocando que el lagarto gritara de dolor.

—AHHHHH.

—DIME QUIÉN ES.

—N-No lo sé…l-lo juro, sólo sé su apodo…Prodigy…

—Prodigy, eh…

—Pero nunca lo he visto…s-solo sé su apodo, lo juro.

—Bien…te creo, ahora —Anubis le dio un golpe en la cabeza, dejándolo también inconsciente— Dulces sueños, perra.

Anubis juntó a los sujetos, empezó a amarrarlos de pies y manos y dejarlos amontonados, para luego atarlos a un poste para que no pudieran escapar.

Antes de que se fuera, trepé por la cerca y me acerqué a él.

—¡Anubis, espera!

Él se paró en seco, se paró erguido sin dirigirme la mirada.

—No te vayas…

— …

—Ya sé quién eres…

— …

—Sé quién es el que se esconde detrás de esa máscara.

Me fui acercando a él poco a poco, este se mantenía inerte, sin mover ni un solo músculo.

—Sé que no saliste a sacar la basura anoche…y tampoco fuiste a devolverle su perrito a los vecinos…sé que me estabas observando…mientras veía las noticias…y te esperé…sé que eres tú…Dante.

Tomé su mano, me puse frente a él, lo miré directo a la máscara, con mi mano libre la toqué, era bastante dura y sólida, parecía más un casco que una máscara, el silencio invadía el lugar, no me dijo nada, solo tomó mi mano.

—Déjame verte…

Él empezó a quitarse su máscara, revelando así al hombre detrás del manto de Anubis.

—Anya…

—Tranquilo…no te preocupes…no tienes que ocultarte conmigo…

Anubis, o, mejor dicho, Dante, me abrazó, correspondí el abrazo, y comencé a llorar, el acarició mi cabello, nos mantuvimos así hasta que Taylor se nos acercó.

—En serio eres tú…lo sabía…sabía que eras tú…

Ella se unió a nuestro abrazo, correspondimos sin dudarlo, sin duda alguna, ese era un momento que ninguno de los 3 olvidaríamos jamás.


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