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9.75% Instituto Furry / Chapter 4: ¿En tu casa o en la mía?

Chapter 4: ¿En tu casa o en la mía?

Narra Dante

Un día más da comienzo, realicé mi rutina de siempre, apagar mi odioso despertador, quedarme ido viendo a la nada unos minutos para luego darme cuenta que tengo que ducharme, vestirme e irme al instituto, procedo a realizar todas esas acciones no sin comer un buen desayuno que es la comida más importante del día y darle un beso de despedida a mi madre, luego de hacer todo eso por fin voy de camino, otra mañana tranquila, o eso pensaba hasta que siento como mi teléfono vibra y cuando lo saco para ver de qué se trata me doy cuenta que es una llamada de mi mejor amiga, que obviamente voy a contestar.

—Hola tú —dice la chica al otro lado de la llamada.

—Hola Glorland ¿Qué hay? —respondo a su saludo.

—Nada nuevo, ¿Y tú? ¿Cómo te va en tu escuela llena de fenómenos?

—¿Te refieres a los furries?

—Obviamente, aunque hablar de fenómenos también podría incluirte a ti, pero no hablo de ti esta vez.

—Ja ja ja, muy graciosa —río de forma sarcástica— Además, no son tan malos como piensas, son como los humanos, los hay buenos y malos, no creo que lo más coherente sea juzgarlos premeditadamente.

—Bah, no empieces con tus defensas ahora, que no estamos en la corte.

—Sólo digo que no deberías ser así con ellos.

—Claro, y hago como que los últimos años de guerra y división no pasaron ¿no?

—No dije eso, solo dije que les des una oportunidad.

—Mira, aún si estuviera loca de la cabeza...

—Que lo estás —interrumpí.

—Shhhhh, déjame hablar —siguió ella— Suponiendo que esté loca, le daría la oportunidad a un furry, un lobo quizás, grandote, musculoso, o un dragón, o un tiburón, con esos si me lo pensaría.

—Diablos, si cualquiera te escuchara diría que no odias a los furries.

—Si los odio, pero esos en particular podrían tener su utilidad, si llegas a hacerte amigo de uno de esos especímenes avísame.

—Por lo pronto solo he conocido a dos chicas, y un lobo que estaba acosando a una de ellas y al que tuve que ahuyentar y mandarlo a su casa.

—Puaj, no me jodas, y luego me dices que no son unas bestias salvajes.

—Ya pues, trataré de recordar conseguirte un macho de esas bestias salvajes ¿sí?

—Bien, tú también esmérate por serme útil.

—Si comandante, bueno, ya estoy llegando, me tengo que ir, hablamos luego.

—¡Adiós mejoro! —se despidió ella.

—Adiós mejora —correspondí su despedida y colgué la llamada.

La verdad me hacía falta hablar con ella, con todo esto de la mudanza y adaptarme a este lugar no había tenido tiempo de llamarle, obviamente le escribí unos cuantos mensajes, pero pues nada más eso, y si, tal vez parece un poco borde y arisca, pero pues, así es ella, nos las arreglamos para seguir siendo mejores amigos después de tantos años.

Aunque su odio o rechazo hacia los furries me parece muchas veces excesivo no la culpo en absoluto, su padre era militar y luchó en la guerra de Furries contra Humanos, sobrevivió a ella y una vez acabada tuvo la oportunidad de casarse y tener a una hija, aunque cuando ella era muy pequeña él murió en circunstancias misteriosas, o al menos es lo que ella piensa, murió por una bala perdida en una manifestación después de la guerra.

Como dije, aunque las cosas se han calmado en recientes años siempre hay fricción y esas cosas suelen pasar, pero al igual que ella pienso que todo fue muy raro, como todo fue una gran casualidad, nunca se supo quién fue el perpetrador, la gente se puso de acuerdo en creer que un furry de dicha manifestación disparó al aire y el padre de Glorland murió, ella no se traga eso, que haya sido mero azar, pero si piensa que un furry tuvo que haberlo hecho, ahí por qué los detesta, aunque tiene ese extraño fetiche con algunos furries en particular, por lo cual yo la molesto pero a ella parece no avergonzarle esa pequeña contradicción.

 

 

...

 

 

Me encontraba en el salón de clases, clase de Biología, estaba sentado junto a Taylor y Anya, pues ambas habían hallado a bien sentarse junto a mí, la verdad no me esperaba tener esta compañía, pero no me quejo en absoluto. Estaba tomando apuntes sobre la clase que la profesora estaba dando, esta era una gacela de unos 45 años según mis estimaciones, cuando terminé de anotar todo en mi cuaderno la profesora llamó la atención de la clase y se disponía a dar un anuncio.

—Jóvenes, su atención por favor —pronunció a lo que toda la clase hacía caso de sus palabras— Gracias, el día de hoy les dejaré la primera actividad del mes —no había terminado de decirlo cuando toda la clase empezó a lamentarse y suspirar pesadamente— Ya, ya, relájense —dijo para seguir— Dicha actividad será grupal —la clase comenzó a dar vítores y casi celebrar por ello— ¡Silencio! —todos guardaron silencio— Como decía, dicha actividad será la primera que dejaré para esta primera evaluación del trimestre, corresponderá al 30% de la calificación de la evaluación, recuerden que esto se irá acumulando y que tienen que salir bien en cada una de las 3 evaluaciones mensuales o sino reprobarán el trimestre, la actividad consistirá en hacer un reporte grupal sobre la anatomía de los furries, sus similitudes y diferencias con la anatomía humana y cómo estas están interconectadas entre sí, investigarán también cualquier otro dato o relación de compatibilidad que tengan una con la otra, la fecha de entrega es para este viernes ¿Alguna pregunta?

—Yo —dijo una oveja que tenía su mano levantada— ¿De cuántos integrantes será el grupo?

—Excelente pregunta jovencita —dijo la profesora— los grupos serán de 3, y no, no se pueden ni de 4, ni de 5, ni de 6, ni de 15 —esto provocó que la mayoría que tenía la mano levantada la bajara, supongo que les respondió a todos en general— Usted señorita, ¿tiene alguna duda? —se dirigió a Anya que mantenía su mano levantada.

—Si, ya que investigaremos la anatomía de los furries y la compararemos con la humana ¿Tendremos que hablar sobre el origen y conformación de la anatomía furry o nos limitaremos al plano actual?

—Les aconsejaría que para esta actividad se limiten al plano actual, el programa si contempla la temática del origen, pero eso lo iremos viendo a lo largo del año lectivo, por ahora enfóquense en la actualidad ¿entendido?

—Sí, gracias profesora —dijo Anya al mismo tiempo que bajaba la mano.

—Bien, si no hay más preguntas, les daré estos 15 minutos restantes de la clase para que conformen los grupos —al instante todos empezaron a hablar y platicar entre ellos para ponerse de acuerdo, incluyendo a una chica zorro y una murciélago que me voltearon casi al mismo tiempo.

—¿Y bien? ¿En tu casa o en la mía? —preguntó Taylor con un tono burlón.

—No lo digas así.

—Ah vamos, si lo malinterpretan es cosa de ustedes no mía.

—Además ¿Es necesario que nos reunamos en la casa de alguien? Perfectamente podríamos investigar cada uno nuestra parte y unir el reporte.

—Vamos, no seas aguafiestas, es más divertido reunirnos y hacerlo, piénsalo, nos reunimos hoy, terminamos eso y tenemos el resto de la semana libre.

—No sé, ¿qué piensas tú Anya?

—A mí me parece bien reunirnos, habrá mejor cohesión y podremos tener mejor comunicación, les diría que nos reuniéramos en mi casa, pero no creo que les quede cerca a ninguno de los dos.

—¿Adónde vives? —preguntó Taylor.

—Casi a las afueras de la ciudad, por la Zona Rosa.

—¿Zona Rosa? Mírate chica, quien diría que eres pudiente.

—No es tan genial como crees, hay mucho tráfico y me queda lejos del instituto, ojalá vivir tan cerca como Dante.

—No les digo nada porque es verdad jajaja.

—Caes mal ¿sabes? Tú y tu maldita suerte.

—Oye, que acabo de llegar, suerte la de mi mamá que encontró ese lugar cerca.

—Buen punto.

—¿Y tú dónde vives Taylor? —preguntó Anya.

—Yo vivo en Ciudad Antigua.

—Ah bueno, no está tan lejos del instituto como donde yo vivo, pero igual sigue estando lejos.

—Bueno, supongo que no nos queda otra opción que tu casa Dante.

—Claro, no hay problema, le diré a mi mamá para que esté avisada y sepa que llegarán visitas, solo espero no se ponga muy intensa.

—¿Qué? ¿Nunca has llevado chicas a tu casa?

—No es eso, es que mi mamá se pone muy "entusiasta" cuando hay visitas, cuando vivíamos en Japón no importaba quien fuera, si llegaba alguna visita siempre quería sacar tema de conversación, no digo que esté mal, pero a veces su hospitalidad sí que se pasaba un poquito.

—Pues a mí me suena dulce —dijo Anya.

—Si, a mí no me disgusta, demasiada gente borde hay como para que me venga a caer mal alguien con un poco de alegría en su vida, además, conocerla puede ser divertido, podemos decirle que saque álbumes con fotos tuyas de pequeño —empezó a reír levemente.

—Jajaja eso sería bueno.

—Oye no, eso no es gracioso.

—¿Te imaginas Anya? Fotos de Dante cuando era bebé, debe parecer una pequeña ratita lampiña o algo así —ambas soltaron unas buenas carcajadas.

—Si si, ríanse, imagino que sus álbumes son sesiones con fotógrafos profesionales ¿no?

—En mi caso sí, mis padres son de esos que les gusta tener cuadros familiares y esas cosas.

—Yo no, pero de seguro tengo mejores fotos que las tuyas jajaja.

—Eso se verá, que la próxima casa sea la tuya.

—Tranquilo vaquero, primero tu penitencia, Anya, recuérdame que debemos pedirle a la madre de Dante ese material.

—Anotado —dijo la murciélago.

—Ustedes harán que mi tarde sea larga.

—Jajaja es nuestra misión.

—Bufé— Dios por favor, ya me cansé de ser tu mejor guerrero.

 

 

...

 

 

Las clases habían llegado a su fin, me dirigía a mi casa esta vez acompañado de Taylor y Anya, al final pues ganó la democracia así que haremos el trabajo hoy, que digo no es mala idea, acabar con esa tarea pronto y así tener el resto de la semana libre, pero pues, de lo poco que las conozco estas niñas han demostrado ser bastante caóticas, aunque siento que Anya es un poco más impulsada por Taylor, es como que Anya es un poco más recatada pero ver la espontaneidad de Taylor la anima a soltarse un poco más, bueno, puede ser eso o solo son impresiones mías.

Al vivir cerca del instituto no demoramos mucho en llegar a mi casa, me dirigí a la puerta para tocar el timbre y en unos segundos mi madre abrió la puerta, muy sonriente para mi sorpresa.

—Hola mamá.

—Hola hijo, y hola a ustedes niñas.

—Hola señora Specter —dijeron las dos al mismo tiempo.

—Mamá, ellas son Anya —señalé a la murciélago— y Taylor —señalé a la chica zorro— Chicas, ella es mi madre.

—Un gusto conocerlas chicas.

—El gusto es nuestro, señora Specter —dijo Anya.

—Por favor, llámenme Denise.

—Está bien Denise —dijo Taylor.

—Adelante, pasen todos —dijo mi madre haciendo un ademán invitándonos a pasar adentro.

Nos dispusimos a entrar a la casa y pude notar que mi madre estaba preparando algo en la cocina, me imaginé que querría preparar comida para todos.

—Huele delicioso ¿qué es? —preguntó Anya.

—Estoy preparando carne con vegetales bañados en salsa de soya.

—Eso suena rico.

—Puedes sentir el olor perfectamente, al estar terminada debe ser aún mejor.

—Jeje gracias Taylor, por ahora vayan a trabajar a la sala y cuando la comida esté lista les aviso.

—Gracias mamá.

Le hicimos caso a mi mamá y nos dirigimos a la sala para poner nuestras cosas y empezar a trabajar, las chicas por su parte se encontraban examinando cada centímetro de mi casa con cierto asombro.

—Wow —dijo Anya— Tu casa es muy bonita Dante.

—Gracias Anya.

—Está muy bien amueblada y decorada, felicitaciones a tu mamá.

—Oye, yo di ideas también.

—Ah sí ¿Cómo cuáles?

—Ese cuadro de ahí lo elegí yo —señalé un cuadro de un árbol junto a una carretera llena de colinas.

—Nada mal, le diré a tu mamá que te de una estrellita de oro por el esfuerzo.

—Graciosa.

—Bueno, hay que empezar con el trabajo, quiero disfrutar la cena de tu mamá cuando esté lista.

—Igual yo.

—Está bien, acomódense mientras traigo mi laptop, espérenme aquí, ya vuelvo.

Subí rápidamente a mi habitación, busqué mi laptop y la llevé a la sala, al llegar vi como ellas se sentaron en el sofá y empezaron a sacar sus cuadernos y libros para poder hacer el trabajo.

—Bien, veo que ya están listas, a darle entonces.

—¡Vamos a darle!

Abrí y encendí mi laptop para empezar a buscar información sobre el tema de investigación, una vez abierto el navegador escribí "Anatomía de los furries" y me salieron un montón de resultados, iba dando clic a varios a la vez abriéndolos en varias pestañas para ver la información que tenía cada una y empezar a compararlas, y pude ver varios datos interesantes.

—Miren, encontré algo.

—¿Qué es? —preguntó Taylor.

—Son algunos datos curiosos de la fisionomía de los furries, dice que al haber tantas especies pertenecientes a diversas familias animales resulta complicado el estandarizar la estructura de todos ellos, pero que la principal característica que tienen en común son sus propiedades salvajes e instintos de caza, lo que los hace criaturas con un alto poder físico y que su desarrollo intelectual creciente en los últimos años los hace máquinas letales.

—Wow, suena un poco...exagerado.

—¿Tú crees? Yo siempre he pensado algo así.

—¿Que somos unas bestias?

—No tanto así, sino que ustedes son fascinantes, la evolución que han tenido a lo largo de los años, el cómo se han ido desarrollando y han ido adquiriendo diferentes rasgos y que en realidad son una buena amalgama entre humanos y animales, se podría decir desde un punto de vista biológico que son asombrosas.

Las dos féminas solo se limitaron a guardar silencio mientras me miraban atónitas y pude notar como se formaba un leve sonrojo en las mejillas de ambas.

—Nunca pensé que me dirían algo como eso —dijo Anya.

—Yo menos, oye eso fue un halago raro, pero gracias —dijo Taylor un tanto nerviosa.

—Lo siento, no quise incomodarlas, es sólo que no sé, la parte biológica es algo que me apasiona.

—Se nota, pero ya, buen dato, podemos ponerlo en el trabajo, servirá.

—Está bien ¿Encontraste algo tú, Anya?

—Emmm...s-si yo ah, yo encontré algo, pero de la anatomía humana.

—A ver, dinos qué encontraste.

—Si, dice aquí que el sistema muscular de los seres humanos es bastante complejo, como dato hay aproximadamente 60 músculos en la cara, dice que sonreír es más fácil que fruncir el ceño, ya que para sonreír intervienen 20 músculos, mientras que para fruncir el ceño hacen falta más de 40.

—Wow, eso no lo sabía.

—No lo sabías ni tú siendo humano.

—No jaja, ¿qué más?

—Como promedio el corazón humano late 3 mil millones de veces durante su vida entera.

—Si, ese ya lo había escuchado ¿Taylor tienes algo más?

—Yo acabo de leer en el libro y dice aquí que los humanos macho pueden tener hijos durante toda su vida, ya que a diferencia de las hembras humanas que tienen óvulos limitados los machos tienen una cantidad ilimitada de espermatozoides, por lo que pueden tener crías en cualquier edad.

—Wow... ¿O sea que Dante podría procrear hijos hasta que se muera?

—Si me viera en esa necesidad y voluntad, que no creo, si, podría hacerlo.

—¿No te gusta la idea de tener hijos?

—Claro que sí, pero no hasta que me muera, máximo quiero unos 2 hijos y ya con eso tendría.

—Oye, y ya que hablamos de eso ¿Qué opinan ustedes de las relaciones interespecie?

—¿Qué quieres decir? —preguntó Anya.

—Vamos, no me digas que nunca habías escuchado de ellas.

—Pues sí, pero creía que eran solo un mito.

—Puede que sí, o puede que no, no dudo que haya gente que si las tenga.

—¿Hablas de humanos con furries no?

—Si, obvio —dice Taylor con tono sarcástico.

—Pues ese es un tema muy complejo, a veces tengo dudas de que algo así sea sostenible a largo plazo.

—¿Tú crees?...

—No sé, no soy un experto en la materia Anya, pero hay muchas cosas a tomar en cuenta, ya no solo lo biológico, psicológico, emocional sino también lo social, ya de por sí entre humanos siempre ha habido temas tabúes no digamos hablar de eso, aunque sea un rumor yo sí creo que haya gente que tenga relaciones así en secreto, y aunque cada vez sea más común que se manifiesten esos gustos pues aún hay muchos reacios a que eso sea aceptado, aunque yo no lo veo del todo mal.

—¿Ah no?

—O sea, en lo personal no haría distinción entre una chica humana y una chica furry, nunca he estado con una o pensado estar con una, pero todo es posible en esta vida, ya llevándolo a un plano general pues las personas son libres de hacer lo que quieran con su vida, nos podrá parecer mejor o peor lo que hacen con ella, pero no somos quiénes para juzgar, mientras no lastimen o dañen a otros pienso que está bien.

—Ah bueno, es un alivio...

—¿Cómo? —digo sin haber escuchado claramente qué dijo Anya.

—N-Nada, digo que tienes razón —ríe nerviosamente.

—Ooook, bueno, podemos poner eso también, siento que es relevante, aunque igual hay que seguir buscando más.

—Estoy en ello.

—Gracias Taylor.

 

 

...

 

 

Por fin, luego de algunas horas terminamos el reporte, solo faltan las generalidades, pero el desarrollo está hecho, después de una tarde atareada merecíamos una gran cena y mi madre se encargó de que así fuera, nos llamó para avisarnos de que la comida estaba lista, entre los 3 le ayudamos a poner la mesa, debo decir que me alegra que las chicas se lleven bien con ella, he de reconocer que la hospitalidad natural de mi madre ayudó a ello, igual es una gran alegría.

 Una vez servida la cena nos pusimos a degustarla, por las caras que pusieron las chicas imagino que la cena les gustó, y no es para menos, esa carne con vegetales estuvo exquisita, la salsa de soya se encargó de darle el toque adecuado, además del postre que mi mamá tenía como sorpresa, un delicioso pastel Red Velvet, sabía que estaba ilusionada de que trajera visitas a la casa, pero no me esperaba que, para tanto, igual no me quejo, el pastel estaba riquísimo. 

Una vez habiendo comido y dejar pasar un rato para rebajar la comida nos percatamos de que se había hecho algo tarde, ya casi eran las 8pm y las chicas vivían lejos de acá, insistí en que se quedaran a dormir o que mi mamá las llevara de vuelta a casa, pero declinaron las ofertas.

—¿Están seguras que quieren irse ustedes solas? No me parece la mejor idea chicas —dijo mi madre.

—Estaremos bien Denise, no se preocupe, ya hizo mucho mostrándonos su hospitalidad y haciéndonos esa magnífica cena.

—Avísenme cuando cada una esté en su casa ¿sí?

—Lo haremos Dante, no te esponjes, además nos tendremos la una a la otra hasta que tenga que bajarme unas paradas antes que Anya.

—De igual forma yo estaré bien el resto del trayecto, ya he caminado en esa zona a estas horas, además estando en Zona Rosa estaré más segura.

—Bueno, no me tranquiliza mucho, pero sé que ustedes pueden cuidarse solas.

—Ni lo dudes humano, tú lo dijiste, somos bestias implacables jaja.

—Jajaja lo son, es verdad.

—Bueno, adiós Denise, gracias por todo —se despide Anya con un efusivo abrazo.

—Adiós Anya, cuídate y las espero más ocasiones como esta, habla con tus padres si te dan permiso de quedarte la próxima vez.

—Jaja lo haré Denise.

—¡Adiós Denise! —se despidió Taylor con un abrazo aún más efusivo a mi madre— Yo buscaré venir más veces, me quedas debiendo los álbumes familiares —dice mientras me ve a mí y me saca la lengua al instante que se separa de mi madre.

—Jajaja los buscaré, recuerda que apenas vamos desempacando, pero los buscaré para ustedes.

—Gracias mamá, agradezco tu apoyo —digo con sarcasmo.

—Jajaja nos quiere más a nosotras, que no te provoque celos.

—Sisi ya, no te vengas arriba.

—Bueno, es hora Taylor, vámonos.

—Bien, vámonos, adiós Dante, nos vemos mañana en el instituto.

—Adiós chicas, cuídense y manden ubicación por favor.

—Lo haremos, tranquilo, adiós.

Mi mamá y yo nos despedimos mientras las chicas se iban alejando poco a poco dirigiéndose a la parada del autobús, cuando las vimos alejarse en el horizonte entramos de nuevo a la casa.

 

...

 

Narra Anya

Nos encontrábamos sentadas en la parada de buses, habíamos estado esperando unos 5 minutos a que un bus pasara cuando nos percatamos de que el último bus del día ya había pasado, al menos según el itinerario que estaba en el letrero junto a la parada.

—Te dije que era tarde, el último bus pasó hace 15 minutos.

—Oye, no me mires así, puso un pastel Red Velvet frente a mí cara ¿Qué esperabas que hiciera?

—Ya, está bien, igual ya pedí un Uber, debimos haber hecho eso desde el principio.

—Culpa al pastel.

—Jaja no todo puede ser el pastel —miro mi teléfono— Ya tomaron el viaje, estará aquí en 15 minutos.

—Bien, me dices cuánto es hasta mi punto para dártelo mañana en el instituto.

—Claro, no hay problema.

Taylor y yo nos volvimos a sentar en la banca de la parada para esperar al Uber, cuando del otro lado de la calle vimos a un grupo de 3 chicos que venían caminando hacia nuestra dirección.

—Taylor, Taylor.

—¿Qué pasa, Anya?

—Mira allá —le digo avisándole de los tipos que vienen caminando del otro lado de la calle.

—Carajo, ¿crees que nos hayan visto?

—Posiblemente, comprobémoslo, hay que levantarnos y caminar lejos de la parada, así veremos si vienen por nosotras.

—Dale, ¿tienes la ubicación activa para que el conductor sepa dónde estamos?

—Obvio, vamos, por aquí.

Le indiqué a Taylor para que me acompañara, nos levantamos tranquilamente del banco y caminamos por la acera para alejarnos poco a poco, volteo a ver hacia la dirección de los chicos y noto como uno de ellos nos mira y avisa a los otros, a lo que estos proceden a cambiar su rumbo de la parada hacia nosotras.

—Si, vienen por nosotras.

—¿Qué hacemos?

—Tranquila, correremos solo si ellos corren, por lo pronto conserva la calma.

—Le mandaste nuestra ubicación a Dante ¿cierto?

—Si, tranquila, si nos alejamos lo suficiente quizás desistan.

Aumentamos levemente el ritmo de nuestra caminata a lo que ellos procedieron a hacer lo mismo y cruzaron la calle, ya estaban en la misma acera que nosotras, pero a una distancia considerable, aunque demasiado corta para mi gusto.

—Se cambiaron de acera, hay que aumentar el paso.

Aumentamos un poco más el paso y de repente vi como uno de ellos empezó a trotar y los demás empezaron a seguirle el ritmo, a lo que yo decidí decirle a Taylor que hiciéramos lo mismo.

—Olvida la sutileza Taylor, larguémonos de aquí.

—No tienes que decírmelo dos veces.

Empezamos a correr, y como si eso fuera el pistoletazo de salida para los rufianes ellos hicieron lo mismo, alcancé a ver que eran un oso, un jaguar y un pastor alemán, corrimos lo más que pudimos, doblamos la esquina esperando perderlos, pero se incorporaron enseguida, decidimos cruzarnos la calle y ellos hicieron lo mismo, joder ¿por qué la calle está tan sola en esta zona? No hay ni un alma salvo nosotras y esos malditos. Seguimos corriendo hasta el final de la calle y seguían detrás de nosotras y la sensación de que en cualquier momento nos atraparían aumentó en mí con el pasar de los segundos.

—Tenemos que usar los callejones, corriendo en línea recta no los perderemos.

—Yo te sigo, andando.

Taylor me siguió hasta un callejón que parecía incorporar a una sección de casas, logramos doblar en otro rápidamente y logramos perder a uno, procedimos a buscar otro callejón en el que meternos y así lo hicimos, doblamos hacia la izquierda y logramos perder a otro más.

Ya solo faltaba uno, entonces decidimos escalar una de las cercas que separaban una casa de la otra y cruzar el patio, nos daba igual alertar a alguien, de hecho, hubiera venido bien que pasara, pero no fue el caso, finalmente cruzamos un último callejón y nos topamos con una valla enorme con púas en la cima, nos quedamos sin salida, y para nuestra desgracia los 3 tipos nos encontraron, no sé cómo, pero nos encontraron, maldita sea.

—Oye, de haber sabido que estas putas iban a darnos tanto problema no te habría seguido —dijo el oso.

—Deja de llorar gordo, por fin tenemos nuestros premios frente a nosotros —pronunció el jaguar.

—Sí, además, están cansadas y sin escapatoria —sentenció el pastor alemán.

No había escape, lo único que se nos ocurrió es arañarlos, morderlos o darles una patada en las pelotas, pero éramos conscientes que eran más y más fuertes que nosotras, empecé a ver las alternativas posibles que teníamos y al mismo tiempo ellos se iban acercando hacia nosotras, era inútil, había tirado la toalla cuando de repente escuché un impacto, sonaba como una persona aterrizando desde una altura considerable, los tipos al igual que yo se sorprendieron, a lo lejos al principio del callejón logré divisar una figura misteriosa, no podía ver qué o quién era, solo vi a un encapuchado con lo que parecía ser una máscara.

—Veo que la escoria no duerme —dijo el extraño sujeto con una voz sumamente grave y ronca a lo que los 3 tipos nos dieron la espalda y empezaron a dirigirse hacia él.

—Vete a tomar por culo cabrón, búscate tus putas, estas son nuestras.

—Última advertencia, bastardo, deja a las chicas en paz o lo pagarán caro.

—¿Ah sí? ¿Qué nos harás? Somos 3 y tú eres 1.

—Sabes contar, espero que puedas hacerlo luego de la paliza que les daré a ustedes, putos.

—Eres hombre muerto.

Rápidamente el oso se abalanzó sobre el sujeto a lo que esté giró sobre su propio eje haciendo que el oso cayera de plano contra el suelo y el sujeto con lo que parecía ser un bastón o algo así le propinara un fuerte golpe en la nuca dejándolo inmóvil, se recuperó rápidamente y adoptó una pose de pelea.

Inmediatamente el pastor alemán y el jaguar lo rodearon pero el sujeto les propinó unos golpes certeros en el abdomen dejándolos sin aire a ambos, el jaguar intentó alcanzarlo y derribarlo pero el sujeto respondió con un fuerte rodillazo en su mentón haciendo que el tipo sangrara y escupiera la sangre por el hocico, el pastor alemán aprovechó esto y lo sostuvo de su espalda pero fue inútil, al sujeto le bastó con darle codazos otra vez en el abdomen para ponerse de frente y pegarle con uno de sus bastones en la oreja derecha, con el otro en el ojo izquierdo, patear su rodilla para hacerlo caer y rematar con otro fuerte golpe en el cráneo, el pastor alemán no tuvo nada que hacer, yacía en el suelo inconsciente igual que el resto de sus compinches.

Solo podía sentir pánico, miedo y el fuerte agarre de Taylor en mi brazo derecho, una vez que el sujeto se aseguró que todos estaban inconscientes nos miró a ambas a lo que inmediatamente nos sentimos amenazadas, no podía verlo, tenía una especie de máscara o casco con la forma de un can que no nos dejaba ver su rostro, pero aun así sentía su mirada penetrante a distancia.

—¿Están bien? —pronunció la figura.

Ambas nos limitamos a asentir ligeramente, aún con miedo.

—No es aconsejable andar a solas a estas horas de la noche, eso déjenmelo a mí.

—¿Quién eres?

—Soy Anubis.

Anubis... ¿Quién carajos es Anubis?

—¿A-Anubis? —alcanzó a pronunciar Taylor.

El sujeto se limitó a lanzarnos una bolsita a lo que ambas nos espantamos, pero cuando miramos la bolsa en el suelo nos dimos cuenta que era dinero, unos billetes y monedas envueltos en una bolsa.

—Pidan un Uber, los buses ya no pasan a esta hora.

—Seguía mirando la bolsa sin entender nada, no daba crédito de nada de lo que había pasado— Pero dinos qui —cuando miré hacia arriba me encontraba hablando sola, el sujeto se había esfumado, casi como un puto fantasma, mi corazón estaba latiendo a mil por hora, Taylor estaba igual o peor que yo, no es posible, ¿Qué acaba de pasar?


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