—Qué maravilloso tesoro de rayo. Muchacho, entrega este caldero relámpago a este anciano y puedes perderte. —El anciano de la túnica azul dijo con frialdad.
Su cuerpo emitía un aura poderosa. Era el aura de un gran círculo del Reino del Dios Espiritual.
El corazón de Lu Ming se sobresaltó. Resultó que la otra parte tenía sus ojos puestos en su caldero relámpago.
Los labios de Lu Ming se curvaron en una sonrisa fría. Un mero Dios Espiritual en etapa perfecta. Lu Ming no se preocupaba por él en absoluto. Dado que la otra parte buscaba la muerte, no le importaba enviarlo en su camino.
—Mocoso, ¿no me oíste hablar contigo? Entrega el caldero relámpago y piérdete. De lo contrario, no podrás irte cuando este anciano haga su jugada. —El anciano de la túnica azul reprendió.
—¡Puedes intentarlo! —Lu Ming respondió con indiferencia.