Una risa maniaca resonó dentro de Zangrila mientras la Dama de Rojo torturaba lentamente a los Grifos hasta que exhalaban su último aliento.
—¡Más! ¡Quiero más! —gritaba la Dama de Rojo—. ¡Dame más!
Como si esperaran esa señal, cientos de Grifos aparecieron. Sin embargo, estos recién llegados eran solo Monstruos de Rango 5. Eran los subordinados de los cuatro Grifos de Rango Deimos que la Dama de Rojo había matado.
—¡Montón de pequeñeces! —La Dama de Rojo rió maníacamente mientras atrapaba a un nuevo grupo de Grifos en una tormenta de pétalos rojos, impidiéndoles ir a cualquier lugar.
Aunque Zangrila ya estaba en ruinas, aún se encontraba ubicada entre la frontera del Vacío y el Elíseo. Debido a esto, las Criaturas Abisales sintieron la poderosa fluctuación de Magia Divina, lo que obligó al Dragón de Rango Argonauta a investigar.
El Monstruo Abisal nunca esperó que lo que lo esperaba al otro lado del Vacío fuera una batalla de proporciones épicas.