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No pasó mucho tiempo antes de que Lux y Millie llegaran a las Llanuras Oscuras, e incluso desde la distancia, podían decir que algo andaba mal.
Nubes oscuras cubrían el horizonte, y relámpagos serpenteaban en los cielos como serpientes vivas, esperando atacar al desprevenido.
El bajo retumbar del trueno llegó a sus oídos, como si estuviera esperando algo antes de rugir por completo, haciendo que todos en la Baronía de Wolpine se dieran cuenta de que algo muy siniestro se dirigía ahora en su dirección.
Varios minutos más pasaron, y entonces, finalmente lo vieron.
—...Por la Diosa de la Tierra —Millie inhaló bruscamente aire frío cuando vio la Monstruosidad de 40 metros de altura que caminaba perezosamente hacia su ubicación.
—Cerbero no es nada comparado con este tipo —Lux murmuró mientras su rostro se volvía sombrío.
El Osoide, Jefe, ya le había contado cómo era el Monstruo de la Ruina. Sin embargo, que te lo cuenten y verlo personalmente eran dos cosas diferentes.